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Al Palo

Al paso del blues

Prudencia. Ésa es la línea a seguir. Moderación y ritmo no agresivo. Vamos, que no haya ningún tipo de cachondeos previos. Se trata de mantener cierta "tensión prudente" (seguramente los tratados de psiquiatría dirán que es imposible estar tenso y ser prudente a la par). Trasladado a la música (arte que, a la más mínima, cuela aquí el guionista número cinco de "Al Palo") se trata de llevar los acontecimientos a ritmo de blues de garaje y porche de las viejas casas de la zona del Misisipi, antes de lanzarse a la acelerada celebración del blues / rock de hombres como Johnny Winter, el albino eterno del género en estado de ebullición casi siempre más próximo al rock.

Viene todo lo expuesto a cuento de un colega que se pasó la semana de marras, la que tan bien le fue al Madrid, diciendo que había que contenerse antes de llegar a las provocaciones habituales en el fútbol. Pero ni él ni el guionista número dos de "Al Palo" (el del colmillo retorcido) alcanzaron el cien por cien de contención. Eso no es bueno. Gane lo que se gane. No es conveniente celebrar nada hasta el final absoluto tal y como están las tablas clasificatorias de las dos competiciones que le quedan vivas al Madrid: Liga, que está casi en coma, y Liga de Campeones, la famosa última bala que tanto se cacareó desde aquí, para la que tiene sus opciones.

Ahí está el Madrid sin proyecto, según la letanía de los analistas "titulados": "la clave es el modelo", se decía; cuando, en realidad, lo que se pretendía era vender la moto de que el modelo universal es el del equipo guay. Es decir, ese concienzudo proyecto, muy agitado por ciertos sectores, que ha hecho que los guays canten victoria antes de tiempo. Y es raro para ellos, que son gentes humildes y modelo a seguir en todos los órdenes de la vida por su espíritu y alma limpias.

Así pues la recomendación para Concha Espina, Padre Damián y demás alrededores del Bernabéu es contención de la euforia y caminar este último tramo de temporada al ritmo del blues de Robert Johnson, calmado en su corta pero intensa obra, pero con una influencia absoluta en los grandes prebostes del rock. O sea, prudencia hasta llegar al rock de la gran celebración.

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