La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De cabeza

La mejor hincha del mundo

La mejor hincha del mundo

En el viejo Tartiere, en la típica polémica a propósito de una jugada, va un aficionado y le espeta a mi madre: "Lo que me faltaba, tener que discutir de fútbol con una mujer". Desde que tengo uso de razón, ver los partidos del Oviedo es verlos con mi madre, quien, como es lógico, me precedió en la militancia oviedista. De cría ya acompañaba a mi abuelo al estadio de Buenavista. Y supongo que, por aquel entonces, era poco menos que una rareza. No me imagino a muchas niñas yendo al fútbol con sus padres en los años cuarenta y cincuenta. Los estadios, durante mucho tiempo, fueron un terreno abonado a lo masculino. Yo mismo vi cómo hasta finales de los ochenta o principios de los noventa, las mujeres que veías en las gradas eran mayoritariamente novias o esposas de los varones que acudían al partido. Afortunadamente, cada vez se hizo más habitual ver en grupo o individualmente a chicas y mujeres animando al Oviedo. El fútbol, como otros órdenes de la vida, debe ser un reflejo de los cambios en la sociedad. Pero sabemos que no es así en todo el mundo y que el llamado deporte rey aún sigue viviendo muy ajeno a cuestiones que afectan a la convivencia y, por tanto, a él mismo.

Si hubiese un campeonato mundial de hinchas, la iraní Hanieh sería la campeona absoluta de esta temporada. Es más, yo la nombraría campeona emérita y le retiraría la camiseta como a las leyendas de la NBA. Hanieh es hincha del Persépolis y, como es natural, le gusta ir al campo a ver jugar a su equipo. Sin embargo, hay un "pequeño" detalle que se lo impide: en Irán las mujeres tienen prohibido entrar en los estadios. ¿Ustedes han escuchado o leído alguna vez que los organismos nacionales e internacionales del fútbol se hayan preocupado públicamente por este asunto? ¿No, verdad? Qué sorpresa. ¿Les suena si en Qatar, futura sede de un Mundial, las mujeres pueden ir al fútbol? El amor de Hanieh por su equipo le empuja a superar barreras. Su equipo se jugaba la posibilidad de ser campeón contra el Rah Ahen, ¿cómo iba a dejar de verlo? Con la cara pintada y bajo cinco camisetas y cinco pantalones logró acceder y disfrutar de su Persépolis. Para dejar constancia de su hazaña, se hizo una foto y la colgó en internet: "Había dicho que iría al estadio Azadí y ya estoy aquí", escribió. Hanieh se expone a que la detengan y castiguen y ha recibido numerosas amenazas de muerte. También es cierto que cada vez hay más aficionadas que logran entrar ayudadas por otros espectadores. Para que nos hagamos una idea del significado de lo que Hanieh ha hecho, conviene citar alguna de las barbaridades que le dedican en las redes: "Hay que detener a esta chica que no respeta las normas, ponerla en una jaula y quemarla ante el mismo estadio para dar una lección a las mujeres amantes del fútbol, no sólo en Irán, sino en todo el mundo". A lo que la hincha del Persépolis respondió de manera obvia y contundente: "¿Por qué delito quieren condenarme? Quizá por el placer de mirar el partido de mi equipo favorito y animar a sus jugadores o quizá por haber estado entre hombres que se dirigían a mí de forma respetuosa?"

Al menos, Hanieh pudo ver a su equipo ganar dos a uno a su rival. El pasado domingo, mi madre no tuvo la misma suerte con el Oviedo. Mejor no les describo la cara que le quedó después del 3-1 en Almería. Pero puede asistir libremente al estadio ovetense o al que quiera. Y eso es lo que importa. Lo demás, no lo olviden, es sólo un juego.

Compartir el artículo

stats