La lesión en la clavícula obligó a Turzo a pasar por quirófano el pasado mes de junio. El mediocentro burgalés se incorporó a los entrenamientos del Langreo el pasado martes y el miércoles ya disputaba sus primeros minutos. "Ha sido un verano diferente, desde que me operé, solamente me dejaban realizar determinado trabajo físico, pero agradezco haber podido incorporarme al grupo", destaca el jugador.

En un principio, el tiempo de reposo estimado era de dos meses, pero Turzo se puso manos a la obra y consiguió reducir los plazos. "Todavía me queda un poco para coger la forma, ya que mis compañeros llevan dos semanas más de trabajo, pero la parte positiva es que ya he disputado minutos en Copa y el hombro no se ha resentido", apunta el futbolista. Sin embargo, el jugador cree que "es probable que durante las primeras sesiones acuse la falta de ritmo, pero con trabajo y esfuerzo pronto estaré bien", admite.

Turzo es ya uno más en el grupo. Un futbolista muy querido por la afición que no se pensó su continuidad en el Langreo. "Estoy muy contento aquí y siempre me han tratado muy bien, por lo que lo mejor es no cambiar", considera el mediocentro. Un cariño de la grada de Ganzábal que le llevó a ser ovacionado en su ingreso al terreno de juego el pasado miércoles. "Es una pasada y un lujo que me aplaudan así".