Neymar, de vuelta a su dimensión superlativa, guió ayer el camino de la selección brasileña a la final por el oro olímpico de los Juegos de su país que se disputan en Río de Janeiro. Un gol suyo a los 14 segundos, récord en la historia del certamen, y una influencia absoluta en la goleada por 6-0 a Honduras en el estadio Maracaná. El mismo estadio que acogerá la final que todos querían. Los brasileños se medirán a Alemania para intentar cerrar la herida de las semifinales del Mundial de 2014, cuando Alemania vapuleó por 1-7 a la "Canarinha". Brasil selló su pase con una golead y unas horas después vio a través de la televisión la clasificación de Alemania a expensas de Nigeria en el partido jugado en el estadio Itaquerao, de Sao Paulo. Un gol de Lukas Klostermann a los 9 minutos y el de Nils Petersen a los 89 redondearon la campaña victoriasa de los pupilos del exmundialista Horst Hrubesch. El impacto de la brutal derrota sufrida ayer por Honduras, no obstante puede depararle en tres días la alegría de colgarse la medalla de bronce. El mismo botín que también les queda a los nigerianos. El partido por el tercer puesto del podio se jugará en Belo Horizonte.