El árbitro Vicandi Garrido presentó en sociedad, no sin polémica, la nueva interpretación que despenaliza los agarrones, a los que, de bastantes años para acá, antes se venía asociando automáticamente la amonestación. El público se escandalizó cuando, en el minuto 67, Machis se marchó sin tarjeta después de haber agarrado por la camiseta durante un buen rato a Víctor Rodríguez para impedir que se le escapase. Y, con ese antecedente, no dejó de mostrar su extrañeza cuando Amorebieta se quedó sin cartulina amarilla después de hacer otro tanto con Koné. La antigua reflexión de que es preferible un agarrón a una patada ha vuelto a abrirse un hueco. A los árbitros, que hasta ahora lo tenían fácil, aunque fuera injusto, les surge ahora el problema de evitar que el agarrón se banalice hasta convertirse en un recurso barato.