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Una semana de pasada

Fútbol y sentido común

La renovación de Messi lleva hasta el absurdo la fuerza de los jugadores estrella

"Hay que renovar a Leo, no tener sentido común". Las palabras de Luis Suárez el miércoles, pocos minutos después de que Messi hubiera puesto, una vez más, el Camp Nou a sus pies, explican muy bien lo que pasa en el fútbol. Javier Faus, entonces vicepresidente, dijo en 2013 que no entendía por qué había que renovar el contrato de "un señor" cada seis meses. La declaración de Suárez contradecía a Óscar Grau, director general del Barça, que el lunes proponía "cabeza fría" para no rebasar el límite del presupuesto para la primera plantilla. Y Pere Gratacós, que cuando entrenaba al filial supo ver la dimensión de Messi, pagó muy caro verbalizar lo que piensa todo el mundo: que Messi es el mejor, en parte, por los jugadores que le rodean en Barcelona. No hacía falta todo esto para saber que el sentido común es el menos común de los sentidos cuando hablamos de fútbol. Pero todo tiene un límite. En la época de Josep Lluís Núñez, el Barça devoraba a sus estrellas: Cruyff, Schuster, Maradona, Ronaldo Nazario... Ahora corre riesgo de ser devorado por la estrella que más brilla.

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