A estas alturas de la semana uno ya no sabe si las entradas para el partido de Leganés se han sorteado, se han repartido entre las sufridas peñas rojiblancas o se han devuelto al club de Butarque, que sigue empleando la ironía y la gracia para anunciar las citas en su estadio. A estas alturas de la semana uno ya se pierde y no sabe si la victoria en el remodelado campo del sur de Madrid sirve para acercarse a la salvación o no va a servir para nada. A estas alturas de la semana uno queda pasmado ante la noticia de que el gran refuerzo que tenía preparado el Sporting para el mercado de invierno ha terminado yéndose a un equipo de la Segunda División de China, que es, sin duda, un campeonato que da lustre y esplendor a los historiales de los futbolistas. Un refuerzo para el Sporting termina en la Segunda china, damas y caballeros, señoras y señores diputados. Así se van explicando muchas de las cosas que están pasando en el universo rojiblanco.

Cosas que, por ejemplo, nada tienen que ver con lo sucedido en el partido copero del martes. Como el seguidor rojiblanco, por lo general bien avisado, habrá comprobado que el asistente del árbitro Gil Manzano que señaló el domingo el penalti, ¿qué penalti?, de Meré fue el mismo que señaló un fuera de juego inexistente en gol de Griezmann al Barcelona, anulación clave en el desarrollo del partido de vuelta de la Copa del Rey. El tal asistente no es ojo de halcón, pero casi, quizá sea ojo de lince, y que Dios le conserve la vista. Con el gol anulado y sin gol anulado, el objetivo azulgrana está alcanzado: otra final con bronca al Rey de España y pitada monumental al himno nacional. Objetivo alcanzado.

Claro que sería injusto dejar pasar los días sin una amplia referencia al papel de un gijonés, Pablo Carreño, "Asturiano del mes" de LA NUEVA ESPAÑA desde hace años, cuando ya apuntaba lo gran tenista que iba a ser, en la eliminatoria de Copa Davis contra Croacia resuelta por Carreño en un gran partido que demostró la madurez del tenista, que se superó tras la decepción del primer partido. En esos momentos de dificultad es en los que se ve la grandeza de un deportista. Carreño ahora mismo es la gran figura del deporte local y del asturiano porque nunca un hijo de esta tierra llegó tan alto en el ranking universal del tenis. Pablo Carreño ha ido paso a paso y ha crecido de forma enorme como tenista, hasta el punto de colocarse con naturalidad entre la élite y donde estará mucho tiempo. Es todo un consuelo y un ejemplo en estos días de penurias futbolísticas locales.

A lo mejor un día de éstos el Sporting tiene a bien invitar a Pablo Carreño a realizar el saque de honor en un partido en el Anfield del Piles, salvo que sea también un estorbo como el padre Fueyo, cuyo sportinguismo le hace estar callado. Un saque de honor para Pablo Carreño.

En tiempos convulsos, las buenas costumbres han de mantenerse; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio que el malvado que degradó al gran timonel a pequeño grumete anda por ahí diciendo que nos hemos quedado sin pequeño grumete y sin barco? Mal ve la situación. Próxima parada, por orden superior, Capuchinos.