Julio Salinas sólo pasó año y medio en Gijón, pero siempre que puede proclama su sportinguismo: "Es donde mejor me recibieron. Aunque llegué con una edad avanzada, la gente estuvo a mi lado desde el primer momento. Me cantaban aquello de "Salinas, Bota de Oro" y al principio creía que se reían de mí. Pero luego vi el cariño. Y aunque han pasado más de veinte años, todavía lo sigo notando".

"Siempre digo que soy del Athletic y del Barça, por razones evidentes, pero con la afición del Sporting y como en Gijón no me he sentido en ningún sitio. Es la afición que mejor me trató y eso no lo podrá borrar nadie. Incluso a veces pienso qué hubiera pasado si me llego a quedar dos o tres años en el Sporting en vez de marcharme a Japón".

Por todo eso, le duele la situación: "Si hay un equipo que quiero que se salve es el Sporting. Es complicado, pero también lo era en las dos temporadas anteriores. No hay dos sin tres. La victoria contra el Granada era vital y espero que el equipo a partir de ahora recoja los frutos. Porque últimamente no ha tenido mucha suerte, se han ido puntos que en otras circunstancias se hubiesen sumado". Le dolió la marcha de su amigo Abelardo: "Sus tres años fueron maravillosos. La directiva buscó un revulsivo y quizá para él también fue lo mejor".

Ahora Salinas ve el fútbol desde la barrera, como colaborador en varios medios: "Me divierto, lo paso bien porque tengo independencia. Me gusta la tertulia cuando te dejan hablar y, sobre todo, cuando se busca algo positivo, no el enfrentamiento y, a veces, decir mentiras".