El Caudal volvió a ser el Caudal para sellar una salvación que vale un centenario. El equipo mierense necesitaba vencer al Pontevedra para no depender de terceros en su lucha por celebrar sus cien años de vida en Segunda B y lo hizo siendo fiel al estilo que desde la llegada de Iván Ania al club ha impuesto: aferrarse al balón. Los caudalistas sufrieron de lo lindo ante un cuadro granota que, pese a no jugarse nada, les puso contra las cuerdas en muchas fases pero, finalmente, los dos mil aficionados blanquinegros que poblaron las gradas del Antuña pudieron celebrar la permanencia en un curso clave para la historia de la entidad.

La temporada ha sido muy larga para un Caudal que comenzó siendo fiel a su estilo ambicioso, amante de la pelota y de la presión pero con el paso de las jornadas los errores defensivos les hicieron cambiar este por otro más directo. En esta confluencia de estilos, los de Ania llegaron al duelo de ayer. Un partido en el que o ganaban o se iban a Tercera. En estos momentos tan complicados, el Caudal fue fiel a sí mismo y se amparó en el balón para ganar a un Pontevedra que también lo quiere, pero que ayer no lo pudo tener.

Antes del llegar a los diez minutos, los mierenses ya podían haber abierto el marcador en tres ocasiones clarísimas. Iván y Quero fueron una pesadilla para el sector zurdo de la zaga pontevedresa. A los 34 segundos Quero centró para que Javi Sánchez rematara de cabeza fuera. A los seis minutos Iván centró para que Portela fallara en el despeje y Sánchez se topara con el meta Santi Canedo y en el ocho, otra vez el ovetense, a pase de Annunziata remató alto. El Caudal dominaba a sus anchas a un Pontevedra que se defendía como podía y en el minuto 28, en otra jugada por la derecha, Javi Sánchez hizo el 1-0 en un gran cabezazo en centro de Quero.

Lo más difícil estaba hecho. El Caudal se adelantaba para alegría de la parroquia local pero el Pontevedra reaccionó pasando a dominar. En esos instantes salió a relucir el gran mal de los blanquinegros este curso: los errores defensivos. En una pérdida de zona de creación, el balón le llegó a Iker Alegre quien hizo el empate de soberbia "vaselina". El gijonés no celebró el tanto por respeto a sus paisanos pero metió el miedo en el cuerpo a los locales.

Un Caudal "grogui" se fue a vestuarios como empezó el encuentro. En la segunda parte el duelo se niveló, pero surgieron dos jugadores claves. Quero, quien en un eslalon de calidad y con un disparo desde fuera del área, hizo el gol que a la postre valdría una permanencia y Ríchard. El de Salas se colgó a sus espaldas al Caudal en los momentos finales cuando los granotas presionaban llevando el duelo a su terreno para que pasaran los minutos y el Caudal se salvara.