"Nadie dijo que esto fuera a ser fácil". Las palabras del técnico, Paco Parreño, reflejan la cautela con la que el Avilés afrontará el próximo domingo (18.00 horas) el partido de vuelta de la primera eliminatoria del play-off de ascenso ante el Cristo Atlético tras perder (2-1) en Palencia.

Lo cierto es que los avilesinos empezaron bien y se adelantaron en el marcador a los ocho minutos, pero después se desinflaron aunque Parreño asegura que "nadie escurrió el bulto" y se hace responsable de lo sucedido. "Me considero culpable de que el equipo no estuviera mejor situado y con mayor posesión de la pelota tras el gol porque dejamos de presionar arriba y eso fue lo que les dio alas a ellos". Y añadió: "La verdad es que habíamos hablado de no descomponernos si ellos marcaban, pero no contemplamos la posibilidad de adelantarnos tan pronto quizás porque estábamos obsesionados en tapar a sus mejores jugadores".

Parreño salva los primeros 20 minutos y reconoce que al final pidió la hora. "A partir del empate no presionamos en el sitio donde el pase del rival empieza a ser complicado y empezamos a sufrir, pero fue a partir del 2-1 cuando estuvimos groguis. Ahí estuvo el problema gordo y afortunadamente salimos ilesos porque el equipo estaba mal situado y, honradamente, quería que se acabara porque íbamos en decadencia y un 3-1 habría sido mortal".

La causa del bajón, señala el técnico, "es que este equipo reacciona regular ante la adversidad y cuando encaja un gol, por eso en la segunda parte no nos hicimos con el partido pero a un aspirante al ascenso hay que pedirle más".

El equipo mantiene la calma y entrenó ayer en el Suárez Puerta la convicción de que puede superar la eliminatoria. "El vestuario está muy responsabilizado y todos somos conscientes de que se puede, se debe y creo que se va a lograr porque sabemos que es un partido trascendental para la historia del Avilés y para nosotros mismos". Y dejó un enigma: "Yo tengo una lectura y un dictamen, pero no es el momento de meternos ahí, no procede".

Remontar fue la palabra más escuchada ayer en el Suárez Puerta y para conseguirlo, señala Parreño, hay que corregir errores, dejar la portería a cero y crear más peligro que en la Nueva Balastera. "Lo primordial es no encajar, tener claro que los partidos duran 90 minutos y que no podemos hacer la barbaridad de irnos todos arriba porque si no estamos firmes en defensa el Cristo nos hace mucho daño".

La clave, sostienen jugadores y técnicos, es pensar que se trata de un partido de Liga que hay que ganar. "Yo pienso que lo podemos conseguir si estamos muy firmes atrás y no les damos la opción de que crean que pueden marcarnos", insiste Parreño.

El técnico sostuvo la habitual charla de los lunes en el entrenamiento, pero dice que en esta ocasión fue "por encima y muy genérica porque el partido tuvo muchas connotaciones negativas y a estas alturas no hay lugar, ni motivos, a reproches". Y concluyó: "Lo importante es que todo el mundo es muy respetuoso con el compañero y que la plantilla está muy unida. Y todo lo que se diga en sentido contrario es falso, una calumnia, porque una plantilla desunida es algo totalmente diferente de lo que sucede aquí".