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Una temporada para olvidar

Los ríos dan 496 piezas, menos de la mitad del año pasado y el peor registro de la década, por la sequía y el descenso de caudales

Una temporada para olvidar

Se acabó el suplicio para la mayoría de los pescadores. Ayer se recuperó la veda en los ríos salmoneros asturianos. Terminó la peor temporada de la década en la que las capturas descendieron de forma espectacular. 496 ejemplares se pescaron en total, menos de la mitad que el año pasado (1.134). El descenso respecto a 2016 es del 56 por ciento. Solamente estuvieron por debajo las temporadas de los años 2009 y 2010.

La principal causa de este descalabro se achaca, en general, a la escasez de caudales. Poca agua y, además, un invierno con un clima relativamente cálido en el que la nieve acumulada en las montañas fue muy escasa. Esto impidió el habitual deshielo que, en otras temporadas, mantenía los caudales abundantes hasta el mes de agosto. El cambio climático afecta al medio natural asturiano, en este caso, de forma muy sensible. Tal fue la sequía en el Norte peninsular que, en Cantabria, por ejemplo, la administración autonómica decidió cortar la temporada el primero de junio, aunque, sorprendentemente volvieron a abrirla el 7 de julio. Tal vez pretendieron evitar las múltiples reclamaciones que se les planteaban solicitando la devolución de las cuotas abonadas por las licencias.

En Asturias también pasó por momentos críticos en este sentido. El Principado reconoce que estudió la posibilidad de instaurar la veda con antelación en el mes de junio. Sin embargo, la entrada de los salmones más pequeños, los llamados añales, aconsejó mantener el tipo y seguir hasta el final.

Las lluvias de primeros de julio incrementaron sensiblemente las capturas aunque sin incidencia significativa puesto que era muy difícil recuperar el ritmo de anteriores temporadas.

El peso medio de las piezas es inferior al de años anteriores. El mayor salmón de la temporada, de 9,470 kilos, salió en el coto de la Remolina del río Sella, el cinco de mayo, sacado por el pescador valenciano Félix Jover Carmona.

Evidentemente el problema no fue sólo el de la pertinaz sequía. Los ríos necesitan una mayor atención, tanto en su repoblación como en la limpieza de sus caudales y riberas. La administración está obligada a llegar a un consenso con las asociaciones de pescadores para valorar la conveniencia del cambio de la normativa, antes de que la situación sea irreversible.

¿Es la mejor fecha para abrir la temporada a mediados de abril y cerrarla a mediados de julio? ¿Es conveniente anular el cebo natural a primeros de junio y establecer que solamente se pueda utilizar la mosca? ¿Hay que modificar las medidas de los salmones que se devuelven al río?¿Hay que establecer medidas más drásticas contra el furtivismo? ¿Es conveniente mantener la pesca sin muerte?

La última jornada se saldó con la captura de 10 salmones. Cuatro, en el Narcea; tres, en el Sella; dos, en el Cares, y uno, en el Eo. Destaca precisamente por su tamaño el del Eo, ya que dio un peso de 8,500 kilos y fue sacado por Luis Bernardo Pablo, de Cabarcos, en el lote 1 de Pontenova, a cucharilla. La normativa gallega de pesca permite las capturas hasta el 31 de este mes y con este tipo de cebos. Los cuatro del Narcea, todos a mosca y en zona libre, los sacaron: Víctor Jesús Fernández Riesgo, de 1,430 kilos, y su hijo Víctor José Fernández Pérez, 2,235, de Las Gallinas (Salas); Antonio Alvarez Parrondo, de Tineo, 1,970, y Fernando Rodríguez del Rey, de Oviedo, 1,675. En el Sella se echaron a tierra tres sacados por Victorino Alvarez Caballero, de Olloniego (Oviedo), 2,300, en zona libre; Juan José Arconada Martínez, de Vizcaya, 2,200, en el coto El Brezo, y un pescador de Parres que no quiso facilitar sus datos, 3,500, en zona libre. Y, en el Cares, se sacaron dos a cargo de Enrique Puente Menéndez, de Gijón, 1,500, en el Seu, y un pescador que tampoco facilitó sus datos, 1,950 kilos, en zona libre.

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