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Entrenador del Caudal Deportivo

"La receta para salvarnos es la alegría, no quiero tristes en el vestuario"

"Vamos a hacer del Caudal un equipo muy rocoso e intenso que ataque rápido y defienda bien"

Josu Uribe. J. R. SILVEIRA

Josu Uribe (Gijón, 25 de mayo de 1969) vuelve a entrenar a Asturias para afrontar el reto de salvar al Caudal, que tiene la permanencia a nueve puntos. El gijonés repasa para LA NUEVA ESPAÑA su carrera y confiesa arrepentirse a medias de su "no" al Sporting en 2006.

- Vuelve a entrenar en Asturias para un reto muy complicado como es salvar al Caudal.

-Está complicado pero para eso nos llaman. La realidad es que no tenía ganas de salir de Asturias porque es un año en el que tengo mucha dificultad personal para moverme y, la verdad, es que estoy muy agradecido y me hace mucha ilusión estar en mi tierra trabajando con el Caudal, que es un histórico del fútbol asturiano, y con mi escuela.

- ¿Cúal es el receta para lograr la salvación?

-Alegría. El primer día dije al equipo que no quiero tristes, ni en el vestuario ni en el club. Ahora es un club triste y quiero alegría porque de esta forma no vamos a ningún lado. Vamos a hacer un equipo muy rocoso e intenso, con transiciones veloces, que ataque rápido y que defienda bien.

- ¿Por qué decidió hacerse entrenador?

-Es algo que siempre me gustó. Cuando estaba en el colegio y yo estaba federado llevaba al equipo de mi clase porque los jugadores federados no podían jugar el torneo del Ayuntamiento. Mi padre, que entrenaba a los pequeñitos del Sporting, fue el que me metió el gusanillo. En esa época empecé llevando balones y luego entre Miguel Montes, José Fernández, que en paz descanse, y mi padre comenzaron a darme niños para trabajar. Me empezó a gustar y llevo toda la vida entrenando.

- Su primer gran éxito llegó con el ascenso del Ribadesella en 2002.

-Es lo más bonito y lo más difícil que he hecho en el fútbol. Ascender con el Ribadesella a Segunda B es muy complicado. Fue un ascenso especial y siempre recordaré que en la fase de ascenso nos tocó el San Sebastián de los Reyes y la Gimnástica Segoviana y sus entrenadores dijeron que era el grupo perfecto porque se lo iban a jugar entre ellos, pero el equipo lo dio todo. Ribadesella siempre estará en mi corazón.

- Tras brillar en Oreyana le llegó la llamada del fútbol profesional de la mano de un histórico como Las Palmas.

-La fortuna fue que había hecho el curso de entrenador nacional en Canarias, porque estaba en el Pájara Playas como director deportivo, y las personas que manejaban Las Palmas querían un entrenador joven que no fuera por dinero y que quisiera explotar. Me llamó Manuel Torres para ver si quería afrontar el reto y le dije que sí. Fue algo que me curtió mucho porque en el club había una presión brutal. Fue una experiencia muy bonita aunque con muchos problemas por impagos, pero al final quedamos quintos. Creo que si hubieran pagado a los futbolistas medianamente hubiéramos podido ascender.

- Después de Las Palmas llega al Getafe, donde logra el ascenso a Primera División.

-Fichar por el Getafe fue una decisión difícil pues llegaba en un buen momento y tenía muchas "novias" en Salamanca, Tenerife o Jerez, que sonaban mejor que Getafe, pero fue mi representante quien me dijo que era una buena plaza con un presidente ambicioso. Aquel equipo era muy bueno para mí. A mí me funcionan los equipos que no tengan estrellas, en los que quiera correr todo el mundo y en Getafe había un grupo con gente que quería trabajar. Fue bonito.

- Lo raro es que pese a ascender no dirige al equipo en Primera, ¿qué pasó?

-Esa es la pregunta del millón. Me equivoco o me equivocan sentándome con otro club y Ángel (Torres, presidente del Getafe) se equivoca ofreciéndome la renovación en enero. Yo quería esperar a ver cómo iban las cosas. Él lo interpretó como que estaba dando largas al club y no era así. Estaba a gusto pero prefería esperar y esa reunión en abril con el Elche fue la que lo dinamitó todo. Pasado el tiempo es algo que no debe hacer un técnico, pese a que yo no tenía contrato para el próximo año y no estaba haciendo algo ilegal, pero hice algo inmoral y me arrepiento de ello. Siempre te queda eso y la gente me dice que me merecía entrenar al Getafe en Primera, pero es algo pasado y no hay que darle más vueltas.

- Tras más de una década fuera de Asturias regresa para llevar al Avilés a la promoción de ascenso a Segunda, pero en su segundo año se encontró con Clarkson y acabó yéndose.

-Ese primer curso fue nuestro año. Una tarde mala en Llagostera, donde todo fue muy extraño, nos privó del ascenso. Fue una temporada increíble. El equipo entendió lo que yo quería y las últimas trece jornadas fueron espectaculares. Me da pena lo que le pasa al Avilés ahora, pero me equivoqué siguiendo. Confié en Chus Bravo y su gente pero ellos, viendo los pocos apoyos que tenían, decidieron abandonar el barco y nos quedamos solos y llegó este hombre que lo complicó todo. Traté de salir varias veces y no me dejaba. Fue un sin vivir y aún así el equipo acabó cuarto la primera vuelta. Pero en Navidad salieron seis jugadores, fue todo un desbarajuste y el equipo acabó descendiendo.

- Si su salida de Getafe fue un momento clave de su carrera, el rechazar al Sporting en 2006 fue otro, ¿se arrepiente?

-No podía. Para mí el Sporting es muy importante como cualquier equipo asturiano. En aquel momento, con la muerte de mi padre, no estaba fuerte para un reto tan exigente como era el Sporting. Claro que te arrepientes porque no es fácil decir no a un equipo grande de tu tierra, pero tienes que estar fuerte y no lo estaba. Me molesta que mucha gente no lo entendiera y que se malvendiera esa información, aunque tampoco quise hacer públicos mis motivos. Pero mi gente sabe lo que significa para mí entrenar tanto al Sporting como al Oviedo. Me costó mucho decir que no, pero no estaba bien. La muerte de mi padre, con todo lo que significaba para mí en lo personal y en lo profesional, me afectó, pasé dos años malos y no estaba preparado para un reto tan importante donde no se puede fallar. Además fue un año complicado para el Sporting, que se salvó al final. Siempre digo que yo no hubiera llegado a Navidad. Nunca se sabe si llegará otra vez la oportunidad.

- ¿Cómo ve ahora al Sporting?

-Hay una parte que me preocupa, que es el desenchufe con la afición y es lo primero que hay que corregir. Lo más urgente es ganar dos partidos seguidos para engancharse. A nivel de puntos está en una buena situación, pero lo más importante es engancharse a la afición porque la gente, pese al descenso, siguió como un avión, pero ver el domingo El Molinón con 14.000 personas... Son muy pocas para lo que es el Sporting.

- Los focos se han puesto sobre Paco Herrera...

-Paco es un hombre con experiencia que ha pasado por momentos delicados como ahora. Quizá no ha conectado con la gente como debería, pero es un buen profesional y el Sporting tiene una buena plantilla, aunque a veces todo no te da para ganar. Algo estarán haciendo mal, pero ganando dos partidos se verán en play-off y harán un buen año.

- ¿Qué le parece el Oviedo?

-Creo que los dos equipos asturianos pueden optar a esas seis primeras plazas. El Oviedo me gusta. Anquela es un buen profesional, un técnico trabajador y que sabe lo que es la Segunda División. El Oviedo ha demostrado que lo importante en el fútbol es el equipo. Sin Toché ha hecho los mejores números del año, cuando se decía que el Oviedo eran Toché y diez más.

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