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Quini abarca toda Asturias

La mítica figura del Sporting deja su huella en los grandes escenarios que marcaron su vida en la región

Hay figuras que lo abarcan todo. Que trascienden fronteras y que unen incluso a rivales sempiternos. Es el caso de Enrique Castro, Quini, asturiano universal cuya pérdida ha sumido a Asturias en el duelo, en una profunda sensación de orfandad. El mítico goleador rojiblanco, el mejor futbolista que ha dado nunca esta tierra, ha cimentado su leyenda en diversos escenarios que quedaron marcados por su paso de forma indeleble.

El Brujo vio la luz en Oviedo y quizá por eso siempre guardó una magnífica relación con la ciudad y con su club, como han atestiguado multitud de testimonios durante estos días. Quini fue niño en Avilés, donde creció y dio sus primeras patadas al balón hasta despuntar en el Ensidesa. Allí volvió a descansar para siempre. Pero fue a la vera del Piles donde se hizo leyenda y en Gijón escogió asentarse, incapaz de alejarse de nuevo de su Sporting. En todos esos lugar, el Brujo se hizo querer y su ausencia se llora.

Nació en Oviedo

Los primeros años. Quini pasó sus primeros cinco años en Oviedo, donde nació. Pasaba mucho tiempo en casa de sus abuelos en Bermúdez de Castro y en la carnicería de su abuela en El Fontán.

Creció en Avilés

Del barrio de Llaranes a la cafetería de los padres. Quini creció en el barrio de Llaranes. Allí se inició en el fútbol y pasó su adolescencia. Sus padres tuvieron una cafetería en la calle La Estación.

Triunfó en Gijón

De la Calzada e El Molinón. Quini desarrolló la mayor parte de su vida en Gijón. Residió muchos años en La Calzada, donde murió el pasado martes. Su lugar, sin embargo, siempre fue Mareo o El Molinón.

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