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Fútbol | Ante la violencia en el deporte base

"Los niños están sobreprotegidos y con el plano emocional sin trabajar"

Expertos en psicología y sociología piden "no mirar para otro lado" para evitar agresiones como la de un cadete a un árbitro en Gijón

"Los niños están sobreprotegidos y con el plano emocional sin trabajar"

Sobreprotección de los padres, falta de educación emocional, mala gestión de las frustraciones al crear expectativas muy altas en el ámbito deportivo entre los hijos y falta de comunicación y empatía. Son los principales diagnósticos de los expertos consultados por LA NUEVA ESPAÑA para determinar las causas de situaciones como la vivida el pasado sábado en el campo del Arenal (Gijón), donde un cadete del Veriña fue expulsado tras agredir y amenazar de muerte al árbitro del partido, una circunstancia que ha hecho que la entidad echara del club al joven de 15 años.

Arturo Martínez-Noval, coach deportivo y exjugador del Sporting, califica como "muy grave" la situación vivida en el campo del Veriña, donde el progenitor incluso se enzarzó con un padre del rival, el Club Deportivo Arenal. "Es algo que hoy en día se da en la sociedad muy frecuentemente, no solo en el deporte. No se puede mirar para otro lado, hay que afrontar estas situaciones", señala antes de indicar algunas claves: "Nos tienen que hablar de cómo debemos comunicarnos y respetarnos. A este chico seguro que nadie le enseñó a manejar sus emociones".

Porque ahí radica el principal caballo de batalla al que se debe enfrentar la sociedad según Martínez-Noval: "No vale con dar patadas a un balón. Se sigue el mismo método de hace años. Se ha avanzado en la preparación física o en la alimentación, pero falta algo, que es la pata emocional, y hasta que no trabajemos ese aspecto seguiremos teniendo estos problemas". De ahí que pida también atención ahora para el jugador expulsado. "Cuando se castiga a alguien, sino se interviene con esa persona, el aprendizaje va a ser nulo. Hay que hablar con el chaval y enseñarle a gestionar esas situaciones y que vea la vida de otra forma".

El psicólogo Marino Pérez apunta el concepto de la "hiperpaternidad" como la causa de este problema: "Los padres educan a sus hijos para ser excelentes y que jueguen como Messi o Cristiano. Se proyecta en los hijos un desarrollo muy por encima de lo que es esperable para su edad, y no están preparados para las frustraciones. Los hijos llegan al campo con el ego muy inflado y son muy frustrables ante la decepción y el fracaso". A su juicio, el fútbol debería ser "una oportunidad para aprender a funcionar en la sociedad con valores como el esfuerzo, la cooperación o atenerse a unas reglas, sean justas o injustas". Y da un consejo a los padres: "No hay que allanarles el camino por anticipado, hay que dejarles que caminen entre piedras y no ayudarlos a levantarse siempre".

Una visión menos alarmista de la situación la tiene el catedrático de Sociología Rodolfo Gutiérrez. "Estas conductas extremas tienen más visibilidad, pero no creo que exista tanta proliferación, lo que pasa es que existe una tendencia a que las conductas agresivas reciban más atención", explica. "Antes cuando se jugaba en la calle no es que las conductas fueran más disciplinadas, pero no había tanto control social. Es algo que hay que corregir, porque no se puede repetir, pero no me parece un indicio de un problema muy dramático", subraya.

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