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A río revuelto, ganancia de pescadores

La necesidad de hacer, finalizada la temporada, conteos de salmones mucho más rígidos y no centrados en unos pozos muy concretos

A río revuelto, ganancia de pescadores

Como nunca llueve a gusto de todos, seguimos con la cantinela sobre el devenir de la pesca fluvial en Asturias. Para unos, apostar a fe ciega por la pesca sin muerte; para otros ir más allá y vedar; y, redondeando el circulo, otros abogan por acotar más tramos de río para evitar la presión de los pescadores, es decir, que se rasquen el bolsillo algo más si quieren practicar la ancestral actividad.

La realidad, entrados casi en la segunda quincena de junio, es que las crecidas de los ríos están a la orden del día por las continuas precipitaciones. Si la semana pasada hacia incidencia en lo "chocolateado" que bajaba el Piloña, ahora, estos últimos días, se llevan la palma, en cuanto a turbiedad, la práctica totalidad de los ríos del Oriente. Y es que estos meses de primavera son una verdadera caja de sorpresas para la pesca del salmón.

Transcurren las jornadas, los peces brillan por su ausencia o bien salen a cuentagotas, con la excepción de algunos piños muy concretos allá por la cuenca del Narcea, pero los ribereños, así como los deportistas que adquirieron cotos, no cunden en el desánimo. Aquí, al menos en el Sella, baje el río alto o algo turbio, la gente no escatima esfuerzos y tiene esperanzas de encorvar la caña.

Por cierto, aún hay pescadores que no las tienen todas consigo, al menos no se fían, del acuerdo alcanzado por los colectivos ecologistas con pescadores comerciales de Groenlandia y las Islas Feroe para proteger al salmón salvaje del Atlántico de redes comerciales y palangres, a fin de permitir que estos peces puedan regresar a los ríos de América del Norte y Europa. Un acuerdo que regirá hasta 2029. No se trata de meter palos en la rueda, pero a los ribereños, al menos a los del Sella, les suena un tanto a chino.

Entre tanto todo apunta que la campaña se va dilatar con bastantes mejores expectativas por los extraordinarios niveles de agua. Y después, una vez cerrada, a augurar los ejemplares que quedarán mediante rígidos y escrupulosos conteos. Ojalá el Principado se tomen mucho más en serio esa tarea de contabilizar los salmones en los ríos asturianos de una forma más rígida y, al mismo tiempo, fehaciente. No todo debe resumirse en mirar unos pocos pozos para hacer las estadísticas.

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