Oviedo, Marián MARTÍNEZ

El Gobierno ha destapado la caja de los truenos con su propuesta de posponer la jubilación hasta los 67 años. Hay una cosa en la que todos los expertos y encuestados están de acuerdo: no todas las profesiones son iguales y con una medida única y solitaria no es suficiente. Así que, por ejemplo, hay que eliminar las prejubilaciones a edades tempranas y ligarlas a situaciones muy concretas, aseguran. Pero ¿es bueno para la salud física, psicológica y mental de la persona retrasar la jubilación? La Sociedad de Geriatría y Gerontología del Principado considera que «en muchos casos sería perjudicial», sobre todo en los trabajos de esfuerzo físico, donde incluso sería necesario adelantar el retiro. Los expertos insisten en que es necesario formar a los trabajadores para cuando llega el momento de su salida del mercado laboral, porque así aumentaría su calidad de vida.

«A partir de los 30 años el organismo empieza a envejecer de manera fisiológica y progresiva. Todo ello conlleva mayor fragilidad. En el caso de los trabajos físicos, retrasar la jubilación supondría aumentar el número de enfermedades o el agravamiento de algunas, con las consecuencias personales que eso conlleva y las económicas, porque se incrementarían las bajas laborales y las incapacidades». Así lo señala José Gutiérrez Rodríguez, presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Asturias, y estudioso de la influencia y los cambios que el retiro laboral provoca en las personas.

¿Qué le ocurre a un trabajador cuándo se jubila? ¿Es feliz o, por el contrario, sufre momentos de depresión, ansiedad o desasosiego? ¿Cómo cambia su vida y la de los que le rodean? Los investigadores están divididos entre los que opinan que existen evidencias contrastadas de que la jubilación incide negativamente en la salud y los que dicen que no tiene nada que ver.

Hay varios estudios especializados que han analizado el perfil de los jubilados actuales comparándolos con las personas de su misma edad de épocas anteriores. Una aproximación general define al jubilado actual como joven, con un adecuado nivel educativo, con buena salud, con una relativa satisfacción vital, que quiere realizar actividades y vivir en su casa.

José Gutiérrez explicó que Asturias, experimentada en envejecimiento y prejubilaciones, es una de las comunidades autónomas en las que más ha aumentado la expectativa de vida y con más calidad, que tiene que ver con los hábitos poblaciones. Por ejemplo, la alimentación, ya que se combina la dieta mediterránea con la cantábrica, que añade legumbres y pescado azul, con proteínas y ácidos grasos como el Omega 3. «Se llega a los 65 años más sanos que antes», pero como la salud incluye el bienestar físico, psíquico y social, puede ocurrir que por su trabajo físicamente esté bien, pero socialmente quizá no tanto.

El presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología asturiana explica que retrasar la jubilación puede ser perjudicial en algunos casos, sobre todo en aquellos que están relacionados con el trabajo físico, mientras que sería beneficioso en otros, como es el caso de los profesores universitarios y los médicos, cuya actividad mental y permanente formación les mantiene con la mente activa.

Pero ¿qué pasa con los que no tienen ese trabajo intelectual? «Desde un punto de vista clínico, muchos jubilados desarrollan depresiones y trastornos afectivos, porque les coincide su salida del mercado laboral con la marcha, por ejemplo, del hogar familiar. Hay personas que han dedicado su vida a su trabajo y su casa y de repente se encuentran sin trabajo, con sus hijos mayores y sin actividades o hobbies», explica el doctor.

¿Y qué pasa con las prejubilaciones? «Es un colectivo de mayor riesgo, porque mental y socialmente nos preparamos para trabajar hasta los 65 años, pero cuando te sacan del mercado laboral por sorpresa y joven hay más riesgo de que se produzca un trastorno afectivo. La persona puede ocurrir que no encuentre su sitio. Le cambian de repente la medida del tiempo y su organización, mientras que el resto de su entorno continúa con sus hábitos. Esto conlleva en muchos casos que pueden surgir problemas como el alcoholismo».