Realizó el anuncio el Consejo Ejecutivo del Fondo tras dar la aprobación formal a un programa crediticio que pondrá en manos del gobierno de Atenas 110.000 millones de euros durante tres años.

La mayoría de la ayuda será desembolsada al principio y garantizará que Grecia no tendrá que acudir a los mercados hasta el 2012, según dijo hoy en una rueda de prensa John Lipsky, el "número dos" del organismo multilateral de crédito.

Durante el 2010 el país recibirá 40.000 millones de euros en total, de los cuales 30.000 millones vendrán de países de la zona euro y el resto del FMI.

Grecia necesitaba ayuda inmediata para hacer frente a un pago de unos 9.000 millones de euros el 19 de mayo, ya que actualmente el país es incapaz de captar dinero en los mercados de capitales a un interés asequible.

Durante el tiempo que la asistencia externa le proteja de los vaivenes del mercado, Grecia tendrá que aplicar las medidas más duras de ajuste contempladas en el acuerdo crediticio.

El objetivo es que en ese período el gobierno acometa un cambio radical en las finanzas públicas y mejore las perspectivas de crecimiento del país mediante la adopción de reformas de gran calado, como la liberalización del mercado laboral y la apertura de su economía a la competencia, tanto externa como interna.

La transformación debe ser tan profunda como para convencer a los mercados de que vale la pena volver a prestar dinero a Grecia a un interés razonable.

"¿Es esta una receta fácil? No, es dura", reconoció Lipsky, quien presidió la sesión del Consejo Ejecutivo.

"Nuestra expectativa es que la economía griega esté en una posición mucho más fuerte para lograr la confianza de los inversores", cuando tenga que regresar a los mercados, explicó el economista estadounidense.

Los 30.000 millones de euros que el FMI entregará a Grecia, si el país cumple con las metas del programa, representan una cantidad récord en relación con la economía del país.

Se trata de 32 veces su cuota en el organismo, cuando el límite usual es que un país sólo puede retirar un volumen equivalente a tres veces su contribución.

Aún así, el apoyo al programa en el Consejo Ejecutivo fue unánime, en gran medida porque es consciente de las señales de contagio de la crisis a otros países.

Estados Unidos, el país con mayor poder de voto en ese órgano, ha dado su respaldo decidido al plan de ayuda, pese a las quejas de algunos legisladores republicanos.

Su presidente, Barack Obama, expresó hoy su preocupación por la inestabilidad en Europa al llamar a la canciller de Alemania, Angela Merkel, por segunda vez en tres días, y al presidente de Francia, Nicolás Sarkozy.

El FMI dejó claro que con la decisión de hoy espera atajar los efectos de la onda expansiva del derrumbe fiscal griego.

Lipsky reconoció que el desplome de las bolsas esta semana demuestran que "hay un estrés amplio en los mercados financieros que va más allá de Grecia".

"Los mercados financieros han estado inestables al percibir una falta de claridad en el programa. Ahora el dinero está ahí, será desembolsado esta semana", dijo en la rueda de prensa Poul Thomsen, el encargado de las negociaciones del FMI con Grecia.

El director gerente del organismo, Dominique Strauss-Kahn, afirmó en un comunicado que la materialización del programa de asistencia contribuirá a restablecer "la estabilidad en la zona euro y garantizar la recuperación de la economía mundial".

Las dudas sobre la respuesta europea y del FMI a la crisis fiscal en Grecia elevaron esta semana las primas de riesgo de los bonos españoles y portugueses a su nivel más alto desde la introducción del euro, y también subieron los intereses de la deuda de Irlanda e Italia, otros dos países con finanzas públicas problemáticas.

Lipsky reiteró que el FMI no negocia la posibilidad de extender préstamos a Portugal y España, como se rumoreó esta semana en las bolsas.