Presidente de la patronal eléctrica Unesa

Madrid, Luis GANCEDO

Madrid, L. G.

Eduardo Montes Pérez del Real nació en Madrid en 1951, aunque sus raíces familiares están en Colunga y se considera asturiano. Ingeniero industrial, acaba de tomar posesión de la presidencia de Unesa, la patronal que reúne a las cinco grandes compañías eléctricas que operan en España: Endesa, Iberdrola, Gas Natural-Fenosa, HC Energía y E.On España. Suele decirse que pocas organizaciones empresariales españolas tienen tanta influencia como el «lobby» del kilovatio y que su presidencia requiere capacidades singulares, de directivo avezado a las negociaciones duras y al contacto continuado con el poder político. Eduardo Montes, ex presidente de Siemens en España, multinacional en la que desarrolló buena parte de su trayectoria profesional, desembarcó en Unesa el 15 de diciembre, a pocos días de que el Gobierno aprobara una subida de la luz del 9,8% para los hogares, la mayor en 28 años.

-¿Qué se ha hecho mal en la política energética para que en medio de una crisis de tanto calado el recibo de la luz de las familias suba casi un 10%?

-Es una subida porcentualmente importante, pero muy inferior a muchas otras, como la de la gasolina. Si se mira lo que se pagaba en octubre y lo que se paga en enero por el carburante resulta que la subida es monstruosa, pero nadie dice nada. ¿Qué hemos hecho mal? Acabo de llegar y sería arriesgadísimo juzgar qué ha pasado en todos estos años. Hemos querido tener una de las mejores redes eléctricas del mundo, empresas muy eficientes y una energía eléctrica muy ecológica, la más ecológica de Europa. Y además queríamos que fuera muy barata. Hay cosas que no se pueden hacer, que son imposibles. Tú vas a la casa Mercedes y dices: quiero el mejor coche, todos los extras y, eso sí, sólo le pago lo que quiero pagar; el resto, Dios dirá...

-¿Tenemos un sistema eléctrico para ricos, pero no lo somos?

-No diría tanto. Se ha fallado en la velocidad de introducción de la energía solar fotovoltaica. Con ciertas cosas hay que ir despacito. No digo que este tipo de energía no sea necesaria, pero no podemos meternos un atracón con una tecnología inmadura y que aún tiene un coste muy alto. El sector en general es estupendo y nuestras compañías son robustas. Tenemos un problema: pagamos un recibo que no cubre los costes. Lo que se aporta a las compañías por la electricidad es menos de lo que cuesta. De ahí que se haya ido acumulando una fuerte deuda, el déficit tarifario (16.000 millones).

-Los ciudadanos tienden a opinar que el Gobierno se ha plegado ante los intereses de unas compañías con beneficios multimillonarios (8.000 millones en 2009).

-Alguien tendrá que explicar que esas empresas generan más o menos 400.000 empleos y una parte importantísima del producto interior bruto de nuestro país, que la mayoría de los recursos los consiguen fuera y que además los beneficios están incluidos en el déficit de tarifa. Una cosa es el dinero que tú teóricamente ganas y otra el que realmente cobras. Es un tremendo error la demonización de un sector que no ha hecho otra cosa que generar riqueza. Es muy difícil entender por qué todo el mundo acepta sin protestar que suban otros recibos, pero no el de la electricidad. Una misión importante que nos queda es hacer un poco de pedagogía sobre el tema.

-¿Es cara o barata la luz en España?

-El precio real de la electricidad es más barata que en muchos otros países de la UE. Lo que pasa es que hay toda otra parte de gastos que se están pagando en la tarifa y que son independientes del coste de la energía: las primas a las renovables, el coste de la moratoria nuclear, los incentivos al carbón nacional... Un montón de cosas que, si las queremos, hay que pagarlas.

-El petróleo sigue mirando hacia arriba y su evolución impacta sobre los costes eléctricos. ¿Habrá más subidas de la luz este año?

-Es muy difícil de decir, pero una subida del 9,8% no soluciona ni mucho menos los problemas del sector eléctrico en este momento, como el déficit de tarifa.

-El Gobierno ha tomado con urgencia algunas medidas: titulizar el déficit, recortar subvenciones a las energías renovables... ¿Qué más hace falta?

-Es necesario revisar el «mix» (combinación) de tecnologías, analizar si es el adecuado. No me atrevo a decir si lo es o no. Hay países que tienen soluciones diferentes y con ello costes distintos. Es un tema vital y para eso sí que es necesario un acuerdo entre fuerzas políticas.

-Esa argumentación conduce hacia la cuestión nuclear...

-Es un debate como cualquier otro. ¿Por qué no debatir sobre ello?

-¿España debe aparcar los recelos a la energía nuclear?

-Acabo de llegar y me queda mucho por aprender. Personalmente, siempre me pareció que la nuclear es una opción muy importante. No digo que haya que ir a modelos de fuera, pero Francia es un gran país y allí el 75% de la potencia instalada es nuclear. No sé si es mejor o peor, pero está claro que hay países que han optado por otras vías.

-¿Se atreve a aventurar cuánto más debería pesar la nuclear en la dieta energética?

-No es que no me atreva, es que no lo sé. Igual en dos meses sí.

-España ha apostado más fuerte que ningún otro país europeo por la energía verde y está en la vanguardia tecnológica e industrial de ese negocio. ¿Nos hemos pasado de frenada?

-Hay que distinguir por tecnologías. La eólica tiene hoy un grado de madurez importante. Hay una gran tecnología en España y la prima que se paga ya no es tan alta. Si bien es una energía difícil de gestionar, está dando un rendimiento muy interesante a un coste que en no mucho tiempo debería ser el mismo que el megavatio generado por térmicas u otros sistemas más convencionales. Donde nos hemos pasado es con la fotovoltaica. No tengo nada en contra de ella, pero España ha sido el país que más potencia ha montado de Europa en un plazo muy breve y ha habido que poner encima de la mesa unas primas muy importantes. Es un problema.

-¿Qué papel debe tener el carbón?

-El carbón es una fuente energética muy abundante y se están desarrollando tecnologías que pueden hacer que esas reservas de carbón mundiales se puedan utilizar en condiciones mejores. No puedo estar en contra del carbón, de ninguna manera. Hay que contar con él, pero no sé decir en qué proporción.

-¿Tiene lógica económica mantener el carbón nacional? No es competitivo en precios, pero la actividad minera tiene aún una notable relevancia en territorios como Asturias.

-Hay decisiones que trascienden mi capacidad. Cuando se toma una decisión de esa naturaleza hay que considerar los riesgos, los beneficios, el impacto... Es un análisis que no he podido hacer.

-El Gobierno asturiano apostó con fuerza por el tránsito del sector eléctrico hacia el gas y los ciclos combinados, obras en parte aparcadas a raíz de la crisis. ¿Tiene sentido la regasificadora de El Musel en estas circunstancias?

-Es interesante sobre todo en un sitio como Asturias, donde no es que brillen las infraestructuras todavía, donde hay muchas cosas por hacer. Cuando se hace una regasificadora hay un análisis de viabilidad detrás. Creo que es positivo tenerla.

-El sector en general ha detenido muchas inversiones...

-Se ha invertido menos, pero ha habido esfuerzos importantes. La energía eléctrica va ligada al comportamiento del producto interior bruto. Si la industria y el consumo tiran, la electricidad tira. Es un indicador de la salud de la economía. Estoy convencido de que España va a recuperar una senda de crecimiento y volver a generar empleo, aunque no sé en qué horizonte. La energía acompañará ese crecimiento.

-Los sucesivos procesos de reordenación empresarial han puesto buena parte del negocio eléctrico en manos extranjeras. ¿Puede convertirse en un motivo de preocupación?

-España juega en un entorno de libre mercado y está en la Unión Europea. La entrada de compañías globales es una situación de normalidad. Es cierto que ha habido países más restrictivos y no creo que sea bueno.

-Se reprocha al sector que, pese a los intentos de liberalización, sigue funcionando como un oligopolio...

-El otro día hablaba con alguien sobre el mercado de las telecomunicaciones, un sector que ha sido considerado un monopolio natural durante muchísimos años. Se ha abierto, se ha liberalizado, aunque ha costado sus esfuerzos y sus años. El sector de la energía eléctrica está en proceso y los pasos que se dan van en la buena dirección.

-Pero esa liberalización no se refleja en el recibo.

-Este es un sector regulado y hay una parte importante del precio que viene fijado por elementos que son externos. Es así.

-Asturias acaba de estrenar una de sus grandes obras: la ampliación del puerto de El Musel. ¿Una apuesta en la buena dirección?

-Asturias es un lugar maravilloso que necesita infraestructuras para dar el salto y convertirse en una tierra donde se pueda permanecer porque ofrezca las oportunidades adecuadas. Y el puerto es una de las infraestructuras fundamentales.

-Usted ha dicho otras veces que Asturias debe poner sobre todo empeño en el conocimiento, en la innovación...

-De hecho ya se ha hecho una apuesta importante. La Universidad asturiana es puntera en muchos temas. Hace poco estuve en una reunión empresarial en Oviedo y me quedé asombrado con la visión de la gente sobre la innovación. La creación de infraestructuras es fundamental para apoyar todo ese movimiento. Tú puedes tener mucha capacidad de innovar y generar talento, pero al final las infraestructuras son esenciales.

-Y hay déficit de emprendedores. ¿Cómo corregirlo?

-Es un mal endémico del sistema educativo español. Hay muy poca gente que salga de la Universidad y quiera convertirse en empresario. Y eso hay que resolverlo, pero no a nivel del Principado, sino en general. Hay países como Inglaterra o EE UU donde las ciencias económicas y de la empresa se enseñan desde que los niños tienen doce años. En esas sociedades es donde los emprendedores surgen con más facilidad, porque desde muy niños han aprendido esas cosas. Eso aquí falta.

-Usted ha trabajado muchos años en contacto con Alemania, señalada en Europa como el modelo a seguir en la salida de esta crisis. ¿Qué debemos imitar de los alemanes?

-Alemania es un país estupendo. Quizá no soy objetivo, porque trabajé muchos años en una empresa de origen alemán (Siemens) y mi mujer y yo hemos vivido una época fantástica en Alemania. Es un país trabajador, disciplinado y solidario. Por ejemplo, cualquier atisbo de insolidaridad entre regiones no existe.

-En España no siempre es así...

-En Alemania hay un bien general que está por encima de cualquier duda. Luego vienen las especificidades de cada sitio, lo que sea. Alemania también ha sabido crear una industria importantísima y que jamás ha renunciado a ella, ni en los peores momentos. Tiene también un nivel educativo espléndido. Es un gran país. España también lo es, pero tenemos que cuidarlo. Es la única gran diferencia: ellos han cuidado mucho su industria y su economía. Nos ha faltado tratar a España con el mismo cariño que los alemanes tratan a su país o que los franceses al suyo. Ellos lo han hecho muy bien, han cuidado su país después de los traumas en los que ellos mismos se metieron y han sido un modelo. La misma integración de Alemania del Este lo fue. Todos los alemanes sabían que les iba a costar una fortuna, pero lo integraron con un coste enorme y con un orgullo también enorme de ser alemanes. Ahí están los resultados: el país crece ya por encima del 3,5 por ciento.