Oviedo, José Luis SALINAS

Las crecientes dificultades del mercado laboral y la consecuente merma de ingresos que están sufriendo las familias ha empujado a muchas mujeres asturianas a emprender su propio negocio, y en muchos casos probando suerte en sectores considerados «masculinizados». Así lo constata un estudio desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo, liderado por la profesora Leticia Santos Vijande, y la Agrupación de Sociedades Asturianas de Trabajo Asociado y Economía Social (Asata). Sus conclusiones aseguran también que las diferencias a la hora de emprender o gestionar una empresa siguen siendo notables. Ellas asumen menos riesgos económicos y tiran menos de las nuevas tecnologías, señalan algunas de sus conclusiones generales.

El estudio, para el que se entrevistó durante 2010 (uno de los peores ejercicios para el paro) a 90 emprendedores asturianos y se consultó a técnicos especializados en la creación de empresas, reconoce que la crisis ha hecho que las «mujeres asturianas estén tratando de romper las barreras que el mercado les impone, aumentando su emprendimiento en sectores masculinizados». Como es el caso de la construcción o la industria, donde la aún escasa presencia de las empresarias comienza a tomar protagonismo. «El dato negativo», señala el documento, «es que esta situación no se está dando a la inversa». Es decir, los varones asturianos no apuestan por emprender en sectores de actividad considerados «femenizados», como el del comercio o las actividades ligadas a los servicios sociales. Pese a todo, la mayoría de las emprendedoras asturianas (el 40%) sigue optando por el comercio a la hora de montar un negocio, seguido de las denominadas actividades sanitarias y de servicios sociales (11,4%) y hostelería (también 11,4%).

En lo que sí hay diferencia entre géneros es en el acceso a la financiación. Ellas son más reticentes a endeudarse ya que, señala el estudio, «las emprendedoras asturianas son más propensas a barajar la posibilidad de que el negocio no vaya bien y no puedan hacer frente a pagos o a devolver las subvenciones. Por eso, tienden a minimizar al máximo la cantidad a financiar, aunque sea menor de lo que necesitan».

Las expectativas que las emprendedoras tienen para sus negocios también son diferentes de las que manejan los varones. La mayoría de ellas sólo se plantea en el futuro mantenerse y no tener pérdidas, mientras que los emprendedores planean diversificar su negocio, aumentar plantilla y hacer nuevas inversiones.

El análisis también indagó en la forma de conseguir crédito de los emprendedores. Ellas, asegura el documento, sólo acuden a una entidad bancaria en búsqueda de crédito, mientras que ellos suelen consultar hasta con tres entidades antes de acceder a la financiación. Eso sí, las mujeres que ponen en marcha su propio negocio en Asturias suelen tirar más de subvenciones y ayudas a la hora de emprender. En cambio, el informe señala que «resulta sorprendente el escaso conocimiento que tienen los hombres sobre las subvenciones».

También en cuanto a las nuevas tecnologías hay diferencias. Las empresarias suelen usarlas menos que los emprendedores varones.