Oviedo, Javier CUARTAS

Llanes, Ramón DÍAZ

Los ambiciosos planes pergeñados por diferentes promotores inmobiliarios y por el propio Ayuntamiento de Llanes para La Talá se han quedado en nada. La finca, emblema de la política urbanística del Gobierno socialista llanisco, quedará en los próximos días en manos de la Sociedad de Activos Procedentes de la Reestructuración Ordenada Bancaria (Sareb), el denominado «banco malo», que asumirá los activos «tóxicos» de la banca española. La Talá, propiedad desde 2008 de Cajastur (ahora Liberbank), fue adquirida en su día en 47,56 millones de euros, pero será transferida a Sareb por una cantidad que no ha sido desvelada, aunque no alcanzará los 18 millones. Y servirá para que Liberbank obtenga un impacto positivo en su capitalización de unos pocos millones de euros.

La Talá empezó a ser objeto de deseo por parte de los promotores inmobiliarios a finales de los años ochenta del siglo pasado, cuando el Ayuntamiento de Llanes, gobernado por el socialista Antonio Trevín, inició la redacción del plan urbanístico más polémico de la historia de Asturias. La Talá era propiedad de la familia Vega, que la vendió a Inmobiliaria Los Llanos, integrada por tres promotores madrileños, en 320 millones de pesetas (1,92 millones de euros). Aquellos promotores eran actores principales de un entramado de sociedades, creadas sólo unos meses antes y por medio de las que compraron diferentes propiedades rústicas en el concejo, que el PSOE recalificó a urbanizables sólo unos meses más tarde, tras haber firmado unos polémicos convenios urbanísticos, uno de ellos, con La Talá como protagonista.

El escándalo surgido al desvelar LA NUEVA ESPAÑA aquella maraña de empresas con los mismos accionistas, la misma sede social y escaso capital desembolsado generó un debate nunca antes visto por una operación urbanística en Asturias. El planeamiento, basado en aquellos convenios, fue aprobado en 1992 y declarado nulo por el Tribunal Supremo diez años después. La situación urbanística del municipio y la imposibilidad de desarrollar el plan parcial de La Talá obligó a los promotores madrileños, ahogados por los bancos, a vender la finca. La adquirió, en 1996, el empresario astur-mexicano Juan Antonio Pérez-Simón, por unos 500 millones de pesetas (alrededor de 3 millones de euros). El plan parcial de la emblemática finca llanisca siguió empantanado y un recurso de la Agrupación de Vecinos y Amigos de Llanes (AVALL) -que ayer mismo solicitó una comisión de investigación sobre La Talá y las operaciones realizadas por Cajastur y Liberbank- lo llevó a los tribunales de justicia, donde aún sigue, a la espera de una sentencia definitiva del Tribunal Supremo, tras haberlo declarado nulo el Tribunal Superior de Justicia de Asturias. Juan Antonio Pérez-Simón aseguró en un primer momento que adquiría la finca «para pasear». Pero siguió adelante con el plan parcial y, a través de una de sus empresas, Promotora Asturamericana S. L., llegó a publicitar los futuros chalés de La Talá. Pérez-Simón vendió la finca en julio de 2006 a la empresa Desarrollos Urbanísticos Nozar-Masaveu (que no tiene relación alguna con el grupo Masaveu asturiano). El precio de la operación ascendió a 38,3 millones de euros (6.372,58 millones de pesetas). La empresa del grupo de Luis Nozaleda siguió con las obras de urbanización.

El grupo de Nozaleda, gravemente afectado por la crisis inmobiliaria, ofreció en 2008 a Cajastur La Talá, a cambio de la cancelación de deuda. La Talá fue tasada por Tinsa (empresa líder del sector) en 39,8 millones, cantidad a la que se añadió el coste de las obras de urbanización ya ejecutadas (el 90 por ciento del total), lo que llevó el valor de la propiedad a 41 millones. Faltaba el IVA, que elevó el precio a 47,56 millones (7.913,32 millones de pesetas). Cajastur, a través de su filial Beyos y Ponga S. L. aceptó la finca en esa cantidad y canceló 41 millones en riesgos (créditos y prestamos) con Nozar: 28 millones de un préstamo hipotecario avalado con La Talá, 4 millones de un crédito personal y 9 millones de otros préstamos al grupo.

Se alzaron entonces voces, en especial la de AVALL, acusando a Cajastur de favorecer a Nozar, al comprar por 47,56 millones de euros una finca sin apenas valor, ya que el plan urbanístico que la declaró urbanizable estaba a un paso de ser anulado por el Supremo. Cajastur siempre defendió que aquella fue la mejor solución para recuperar la deuda de Nozar, ya que la otra alternativa era acudir, junto a otros muchos bancos y cajas, a un concurso de acreedores, lo que, según la entidad, jamás hubiera permitido cancelar 41 millones.

Ahora Liberbank entregará a Sareb un lote que suma en balances más de 6.000 millones de euros, pero por los que obtendrá un impacto positivo en capital de entre 250 y 300 millones. El precio en que Liberbank, por obligación legal, transferirá La Talá a Sareb, que ambas entidades mantienen en secreto, estará en todo caso muy lejos de los 47,56 millones que le costó a Cajastur. Sareb aplica descuentos fijos al valorar los activos que asume. En el caso de las promociones en curso, como La Talá, el descuento es del 63,2%. Si se aplica este porcentaje y Cajastur seguía valorando la finca en sus balances en el precio de compra, el precio de transferencia será de 17,51 millones (2.913,42 millones de pesetas).

La Talá fue la «joya» del plan urbanístico de Llanes aprobado en 1992 y declarado nulo por el Tribunal Supremo en 2002. El Ayuntamiento colocó después la actuación de La Talá en el planeamiento de 2003, que también fue anulado por el alto tribunal. La propiedad que Liberbank cederá a Sareb en La Talá incluye 67 parcelas, que suman 87.525,67 metros cuadrados de terreno, el 81,92% del ámbito urbanístico del plan parcial. La Talá está en el extremo occidental de la villa de Llanes, junto a la costa. En la foto, un aspecto de la zona urbanizada.

Liberbank y otros grupos bancarios integrados por cajas, como Caixa Bank, BMN y otros, así como Bankia, ahora estatalizado, han vendido al grupo australiano Pepper Group la sociedad de crédito rápido y de financiación de consumo Celeris, del que el banco liderado por Cajastur tenía hasta ahora el 6,8%.

Esta desinversión forma parte de la política general de la banca y de los grupos de cajas de deshacer posiciones para generar capital y minorar activos de riesgo.

Celeris nació en 2006 fundada por diez cajas, tiene 121 empleados, una cartera de unos 164.000 créditos vivos y una cartera de préstamos morosos de 290 millones de euros.

La desinversión, que se materializará el día 28, podría generar a Liberbank, junto al resto de socios, bien alguna plusvalía para su plan de recapitalización o, en su defecto, una reducción de sus activos de riesgo, lo que también contribuye al refuerzo de la solvencia.

Pepper nació en 2011, opera en los mercados hipotecario, crediticio y de «renting» y emprendió su expansión en Europa el año pasado con la compra del negocio hipotecario de GE Capital en Irlanda.

Liberbank aplicará en toda su red la política que ya venía manteniendo Cajastur de ingresar a los pensionistas el abono de su paga mensual con cuatro días de anticipación.