Las comunidades autónomas en las que el peso del empleo público supera la media nacional son aquellas que presentan menor dinamismo económico. Es el caso de Asturias, Andalucía, Extremadura, Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha, además de Ceuta y Melilla. La excepción es Madrid, al tener la condición de capital de España y por tanto ser sede de las instituciones del Estado.

Varios estudios realizados por distintas instituciones y organizaciones, como el Instituto de Empresa Familiar o Pricewaterhousecoopers, destacan que la reforma de la administración pública española es una de las prioridades de los cambios estructurales que debe acometer el país. Y es que el problema no es tanto el volumen como la eficiencia y las duplicidades.

Los expertos consultados coinciden en que, si bien se puede dar cierta correlación estadística entre el mayor peso del empleo público con el menor dinamismo económico, no se puede establecer la relación causa-efecto, ya que se dan numerosas peculiaridades en cada región.

Los estudios realizados también destacan la rigidez de la administración publica española respecto de su personal, aunque con las últimas reformas, incluida la laboral, consideran que se ha avanzado en este sentido. De hecho, los ajustes de personal en las administraciones empezaron en el tercer trimestre de 2011, mientras que en la empresa privada se había iniciado ya en el tercer trimestre de 2007, pero el ritmo es más intenso. Así, según la EPA, en 21 trimestres las empresas destruyeron 3,5 millones de empleos netos, y en el ámbito público se destruyeron en solo cinco trimestres 303.400 puestos de trabajo.

El incremento del empleo público en los últimos años, incluso durante la crisis, se ha producido fundamentalmente en las comunidades autónomas. Y es en las regiones menos dinámicas donde más pesa el empleo público.

Ángel de la Fuente, economista, investigador del Centro Superior de Investigación Científica (CSIC) y miembro del consejo asesor del Presidente del Principado, indicó que esta correlación estadística no sirve para establecer una relación causa efecto, para lo que habría que hacer un análisis mucho más profundo de las circunstancias económicas y sociales de cada territorio. «Aquellas regiones más pobres tienen más paro, por eso pesa más el empleo público», añadió.

En términos similares se expresó César Rodríguez, profesor de Economía de la Universidad de Oviedo y experto en mercado laboral. «En el crecimiento del PIB influyen mil cosas: las infraestructuras, el empleo industrial, la formación del capital humano....) Y puso como ejemplo el caso de Asturias. «La región tiene la tasa de actividad más baja del país y una de las menores tasas de empleo, además de un elevado número de prejubilados y una población envejecida. Hay menos trabajadores que inactivos, y eso pesa».

El peso del empleo público en España en relación a la población activa es inferior al de otros países europeos. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2012, suponía el 12,9%, mientras que en Francia era el doble (24,3%), y está por debajo de Alemania (13,6%), Italia (14,3%) y Reino Unido (18,6%). Además, en España se ha iniciado un proceso de reducción de plantilla pública que se sustenta, fundamentalmente, en la no renovación de contratos a personal laboral y la jubilación de funcionarios, cuyos puestos se amortizan.