El presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Severino García Vigón, y el comité ejecutivo de la patronal asturiana protagonizaron ayer un acercamiento de posturas para poner fin a las graves tensiones de los últimos días. El propio García Vigón confirmó a este diario que existe un nuevo escenario de «cordialidad y normalidad», camino de la cita del próximo día 5 de junio, cuando quien ha sido líder de los empresarios asturianos durante dieciocho años presentará su dimisión ante la junta directiva.

Los enfrentamientos en la cúpula de la FADE se desencadenaron a raíz de que trascendiera que una de las empresas familiares de Severino García Vigón afronta un pleito por fraude fiscal en el pago del IVA. El pasado viernes, el comité ejecutivo de la patronal pidió al dimisión instantánea del presidente, pero éste se negó y anunció horas después que no presentaría su renuncia hasta el 5 de junio, ante el la junta directiva, un órgano jerárquicamente superior y donde están representadas todas las asociaciones y empresas singulares. A partir de ese choque hubo amenazas cruzadas de dimisiones que ayer quedaron desactivadas.

Según conoció este periódico, Severino García Vigón mantuvo en la tarde ayer un encuentro con tres miembros del comité ejecutivo con el propósito de recomponer en lo posible el clima de entendimiento interno y mantener la unidad empresarial, evitando una lucha entre «familias», según explicaron distintas fuentes. Una de las primeras consecuencias del encuentro fue que no se produjeron ceses ni dimisiones en la cúpula de la patronal, pese a los intensos rumores de que varios miembros del comité ejecutivo podrían ser cesados a lo largo de la jornada de ayer y a las advertencias precedentes sobre una oleada de dimisiones en el núcleo dirigente de la patronal.

Fuentes consultadas remarcaron que «hubo una conversación muy, muy cordial, como son todas las que se mantienen con el presidente de FADE». También indicaron que no se produjo ningún pacto, pero sí que hubo «importantes avances» para evitar que la salida de Vigón pudiera conllevar una guerra interna. «No es momento para divisiones ni enfrentamientos entre los empresarios. Hay que buscar una fórmula que permita una salida digna y una transición tranquila hasta que se elija al nuevo presidente», afirmó otra de esas fuentes.

El propio García Vigón evitó hablar de pacto y concretar el contenido de las conversaciones. A preguntas de este periódico, el veterano dirigente dijo confiar en que el proceso hasta el 5 de junio, fecha de su dimisión y de la apertura del proceso electoral para la sucesión, se desarrolle «con cordialidad y normalidad». Según esas mismas explicaciones, el propósito de García Vigón es intentar resolver en este tiempo el principal de sus problemas empresariales, la deuda tributaria de más de 500.000 euros que ha motivado una querella de la fiscalía por fraude fiscal. El dirigente había pedido el viernes al comité ejecutivo entre treinta y cuarenta días de plazo para intentar arreglar sus asuntos personales antes de que se pusiera sobre la mesa su salida de la FADE.

La aproximación entre el presidente de la patronal y la representación del comité ha desactivado un conflicto que amenazaba con hacer saltar por los aires la cúpula de la organización. Algunos miembros de la dirección habían anunciado ya el mismo viernes su disposición a dimitir al sentirse desautorizados una vez que Vigón se negó a presentar la renuncia inmediata que se le pidió por mayoría. Ayer, en el entorno de la patronal se habló además con insistencia sobre la posibilidad de que el presidente estuviera a punto de firmar la destitución de al menos tres integrantes del comité ejecutivo, entre ellos los presidentes de Alimerka, Alejandro Fernández, y Duro Felguera, Ángel Antonio Álvarez del Valle.