La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Muchas gracias, Fogasa

Formamos parte de un grupo de más de sesenta trabajadores que está a punto de cumplir catorce meses desde que el señor juez decretó el cierre de la empresa donde trabajábamos tras no superar un proceso concursal. Hemos tenido la mala suerte de vivir malos tiempos y no haber podido superar una crisis que llevó al desmoronamiento de una empresa puntera (crisis y otras causas internas que incidieron) como era Ornalux S.A.

Pero si a esta mala suerte (vamos a considerarla asumible dados los tiempos que corren) le añadimos otra tan mala aún como la derivada del desaguisado que está montando FOGASA (organismo creado en teoría para la ayuda a los trabajadores despedidos) pues la situación pasa ya de preocupante a dramática. Un año después de solicitar a este organismo las cantidades que legalmente nos corresponden, aún seguimos a la espera del cobro de cuatro nóminas y la indemnización por despido. Son muchos miles de euros para trabajadores que, en muchos casos, ya han agotado las prestaciones por desempleo.

Al parecer, hemos tenido una mala suerte más, de la cual no somos responsables pero sí sufridores. A causa de una saturación de trabajo en FOGASA se nos ha dicho que transfirieron una parte de sus expedientes a una empresa externa para aligerar los trámites. Por alguna razón que desconocemos, ello ha producido una ralentización aún mayor. Esta mala suerte ha provocado que otros trabajadores en nuestra misma situación con expedientes bastante más recientes hayan visto satisfechas sus cantidades antes que nosotros. Tan escandalosa como esta circunstancia es la realidad de que nadie se moleste en solventar esta mala suerte. Nos resulta indignante que las estemos llevando todas juntas y en el mismo carrillo por algo de lo que no tenemos ninguna responsabilidad. Si es por falta de dinero, nos parece grave, pero si es por incompetencia, entonces ya sería peor. A día de hoy, vistas las circunstancias y las deudas que tienen con nosotros, podemos decir que hemos tenido que pagar por ser despedidos. Tampoco hemos recibido, aunque no sabemos si legalmente debe hacerlo, información alguna del administrador concursal con respecto a la venta o subasta de los bienes de la empresa que contribuyera a tranquilizarnos. Es una mala suerte más.

Desde una posición de treinta años de cotización en muchos casos, nos creemos en condiciones de exigir a FOGASA, o a quien proceda, lo que por ley nos corresponde haber recibido hace ya casi nueve meses. Porque es nuestro y porque es la menguada recompensa a tantos años de servicio a la empresa y a la desgracia de haber quedado sin trabajo. Gracias FOGASA por aumentar nuestra mala suerte. Ya está bien.

Compartir el artículo

stats