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El fraude fiscal es de 74.000 millones y la fuga de capitales se estima en 40.000

El fraude fiscal, que es la forma más convencional de corrupción de los agentes económicos, se estima en España en 74.000 millones anuales, según la UE, y sólo en el IRPF asciende, según FEDEA, a 20.000 millones, el doble que el volumen estimado de corrupción. Hervé Falciani, el empleado del banco HSBC que desveló la existencia de cuentas opacas en Suiza, cifró la fuga de capitales de España en casi 40.000 millones cada año.

En el caso de la economía sumergida (la actividad productiva opaca al fisco y que no contribuye con impuestos ni con cuotas a la Seguridad Social), España se sitúa sólo por detrás del 10 países del Este europeo y de Grecia, Italia y Portugal, según la UE, con un porcentaje que oscila, según distintos estudios, entre el 19% que apuntan el profesor Schneider y la Fundación de Estudios Financieros, el 21,5% que estima Funcas, el 22,6% que nos atribuye el Banco Mundial, el 24,6% que han cuantificado Gestha y el profesor Jordi Sardà y el 28% que han calculado los estudiosos Santos Ruesga y Domingo Carbajo, lo que arroja un volumen de ocultamiento que oscila entre 194.2174 y 286.299 millones de euros. Desde que estalló la crisis, en 2008, el fraude fiscal creció, según Gestha y Sardà, en 6,8 puntos de PIB, equivalentes a 69.530 millones adicionales.

Frente a la cuantificación de la corrupción española en 10.000 millones anuales por el profesor Schneider, los investigadores de la Universidad de Las Palmas la elevan a algo más de 50.000 millones. Este cálculo no se limita al daño económico directo, sino que incorpora otras variables, como el coste social y emocional, el daño para la imagen exterior del país, el abatimiento y desánimo internos y la desafección que genera en la ciudadanía, más una extrapolación de casos potenciales no revelados o no probados.

Este estudio es una aportación valiosa pero para establecer un parangón homogéneo, que permita estimar las proporciones del daño de la corrupción frente al de los grandes desequilibrios de la economía española, habría que sumar ese mismo tipo de impactos intangibles en el caso del fraude, la evasión, la economía sumergida y las deudas externa e interna, que también causan daños a la imagen exterior y a la credibilidad y respetabilidad del país.

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