No creo que nadie medianamente informado tenga por un peligroso antisistema al economista Paul Krugman. De ser así, dudo mucho que le hubieran dado el Premio Nobel y el Premio Príncipe de Asturias. Krugman, como Josep Stitglitz, otro Nobel de economía, ex vicepresidente del Banco Mundial y ex asesor de Bill Clinton, ha dicho que si fuera griego votaría No en el referéndum del domingo. Tanto Krugman como su colega Stitglitz, así como otros muchos economistas de prestigio, llevan mucho tiempo diciendo que SYRIZA es la única fuerza política con propuestas realistas para sacar a Grecia del atolladero en el que la han sumido los sucesivos gobiernos de los socialistas del PASOK y los conservadores de Nueva Democracia, es decir, los homólogos griegos de PSOE y PP. Frente a décadas de despilfarro de fondos públicos, contabilidad creativa y exención de impuestos a lo más ricos, SYRIZA propone aumentar los ingresos del Estado a través de tributos a las grandes fortunas, en lugar de seguir subiendo el IVA a productos básicos como la luz, el pan o la leche, recortar el gasto militar de Grecia (proporcionalmente uno de los más altos de la UE) y renegociar la deuda griega para anular parte y pagar el resto poco a poco, a medida que la economía se va recuperando, ligando el pago de los intereses al crecimiento económico, y no anteponiendo los intereses al crecimiento, porque de ese modo no se logrará ni lo uno ni lo otro.

El Gobierno griego es consciente de que la economía helena no saldrá nunca de la crisis si se la sigue estrangulando con más recortes y con más empobrecimiento a su población, y que sin una tregua y una reestructuración de la deuda todos los sacrificios serán inútiles.

La deuda griega en buena medida procede de operaciones oscuras realizadas de espaldas a la población, tal y como dictaminó la reciente Auditoría Ciudadana, y como fueron los irresponsables préstamos concedidos a los gobiernos del PASOK y de Nueva Democracia para el rescate a la banca o para el pago de armamento, principalmente a industrias militares francesas y alemanas.

En el Parlamento Europeo tengo el honor de compartir grupo parlamentario con militantes de SYRIZA. Manolis Glezos, eurodiputado, luchador histórico, a sus 92 años sigue siendo todo un referente ético y político en Grecia; Konstantina Kuneva, empleada de limpieza y sindicalista incorruptible, fue atacada con ácido por un grupo de matones a sueldo de la empresa para la que trabajaba. Esa es la gente de SYRIZA. Personas valientes y luchadoras comprometidas con el progreso de su país y que creen que Europa es de sus pueblos, y no de sus banqueros. Hoy Grecia tiene un gran reto por delante: dar NO a las suicidas, chantajistas y humillantes condiciones impuestas por las instituciones europeas y los poderes económicos que gobiernan en la sombra. Este domingo quienes en esa otra Europa social y democrática vamos con Grecia.