Ante el deterioro de la situación económica helena y las mayores necesidades de financiación respecto a los 53.500 millones evaluados por Atenas en su petición de ayuda, el Eurogrupo recomendó endurecer y ampliar las condiciones a Grecia y exigir de forma anticipada la independencia de la agencia estadística del país, la reforma judicial, la creación de un consejo fiscal independiente (que también se impuso a España con el rescate de la banca en 2012) y la transposición a la legislación griega de la directiva sobre liquidación de bancos. Los ministros del euro demandaron además una reforma más ambiciosa de las pensiones, liberalizar el sector de las farmacias y las profesiones con fuertes restricciones de entrada, las aperturas del comercio en domingo, la privatización del operador eléctrico Admie, facilitar y abaratar los despidos colectivos, endurecer las medidas contra la morosidad, reducir los costes de las administraciones, que participe el FMI en el rescate (a lo que se opone Grecia) y otras.

Las nuevas exigencias europeas, impuestas además como condición previa a una posible negociación, fueron recibidas con disgusto en Grecia, donde grupos de los sectores más izquierdistas se concentraron en la plaza ateniense de Syntagma contra la austeridad y las condiciones de un posible tercer rescate. En medios cercanos a Syriza (el partido gobernante) se habló también de intento de "humillación" a Grecia por parte de los socios.

En uno de los recesos de la cumbre de líderes europeos se produjo una reunión a puerta cerrada del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk; la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y su ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos. Tras ese encuentro, que se interpretó como un intento de superar la desconfianza, se reanudó la cumbre, que continuaba anoche. EE UU reclama un acuerdo y mantuvo contactos telefónicos con las partes.

Los ministros de Economía y de Finanzas de la eurozona elegirán hoy, salvo cambio de última hora, al presidente del Eurogrupo para los dos próximos años, puesto al que aspiran el actual titular de este cargo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, y el ministro español Luis de Guindos.