"No debemos reducir nuestros sueños porque creamos que no vamos a poder materializarlos". El ingeniero informático Iván Fernández Lobo (Mieres, 1975) fue fiel a esta convicción, con la que ayer expresó una de sus guías de conducta. Lo ejemplifican la creación de Gamelab, la feria española más importante sobre consolas, y su relevante contribución al impulso del sector de los videojuegos en Asturias. Ambos logros le hicieron merecedor al premio "Asturiano del mes de julio" pasado, la distinción mensual que otorga LA NUEVA ESPAÑA y cuyos atributos (una primera página monográfica del periódico, una caricatura del dibujante Pablo García y una estatuilla del pintor y escultor José Manuel Legazpi, que reproduce una estela tradicional asturiana) le fueron entregadas ayer en la sede del periódico por la directora de LA NUEVA ESPAÑA, Ángeles Rivero; el consejero de Editorial Prensa Asturiana Melchor Fernández y el gerente del diario, Eduardo Suárez.

Lobo estuvo acompañado por algunas de las personas con las que colaboró o de las que recibió apoyo en su trayectoria: sus colaboradores Luis Delgado y Richard Ramiro; la directora del IDEPA, Eva Pando; la responsable del Centro de Europeo de Empresas Innovadoras (CEEI), Cristina Fanjul; Jorge Sánchez, empresario del sector (Okinaki) y presidente de la asociación de empresas de videojuegos de Asturias; el también directivo empresarial Roberto Rodríguez Cobián (Carfama); Óscar Castro (de la Fundación Barredo y exdecano del Colegio de Ingenieros Técnicos Informáticos), Juan Manuel Cueva, director del Departamento de Informática de la Universidad de Oviedo. No pudieron asistir por obligaciones académicas el profesor de Informática Gráfica Benjamín López.

Iván Fernández Lobo sostuvo que el mundo de los videojuegos, el del lenguaje por ellos desarrollados y el de sus múltiples aplicaciones no está más que naciendo. "Es una medio, un punto de contacto de las personas con el mundo digital. Casi todo el tiempo de ocio se pasa ya en el mundo virtual, y el lenguaje digital, que fue definido y sigue siéndolo por los videojuegos, lo inundará todo". "Es un sector muy vivo, con enorme energía y posibilidades, y que está redefiniendo los medios, los soportes, los métodos de monetización... y también la integración y la interacción entre el mundo real y el virtual", aseguró. Y vaticinó: "El mundo virtual acabará confundiéndose con el real". Según Lobo, "no estamos formando a gente sólo para que creen videojuegos para niños, sino para reescribir el entorno de nuestra experiencia vital y nuestra interrelación con nuevas aplicaciones del leguaje virtual". Una de sus próximas aplicaciones será su incorporación al Internet de las cosas y de los espacios urbanos: "Permitirá que el ciudadano, a medida que se desplace por la ciudad, genere una narrativa y convierta la urbe en un espacio de juego".

Ángeles Rivero destacó la visión de Lobo "para vincular la Universidad, la empresa y la Administración" y su "capacidad de contagio" para "transmitir su entusiasmo al sector, frente a la visión a veces dura y triste de nosotros mismos, creando un caldo de cultivo que ya está dando frutos".

Lobo hizo un recuento de su trayectoria en Asturias, EE UU, Barcelona y Madrid, y de su paso por la Universidad de Oviedo y varias empresas asturianas.