El ministro de Industria, José Manuel Soria, transmitirá el lunes en Bruselas un mensaje unánime: "hace falta contundencia y más celeridad" para luchar contra el acero barato chino que inunda Europa. Así se lo pidieron ayer a Soria representantes de varios gobiernos regionales, entre ellos el asturiano; dirigentes de la patronal siderúrgica Unesid y los sindicatos, durante una reunión de la Mesa del acero en Madrid. "Es un tema grave, porque de reconocerse a China como economía de mercado podrían llegar a perderse millones de puestos de trabajo en Europa, y no solo en la siderurgia", aseguró ayer el director general de Industria, Luis Ángel Colunga, tras salir del encuentro.

La decisión de darle o no al país oriental ese estatus la debe tomar Bruselas este año. Y según Colunga en el seno de la UE hay posiciones encontradas, países que no están por la labor de frenar a China. Si obtiene el reconocimiento como economía de mercado, la capacidad de Europa de establecer aranceles defensivos ante situaciones de "dumping" quedaría muy restringida.

"Hay que ser enérgicos y claros y exigir que se impongan de forma inmediata aranceles", señaló Luis Ángel Colunga. Así lo hará el ministro Soria el próximo lunes durante un consejo extraordinario en el Parlamento Europeo, añadió ayer Colunga. La UE tarda en algunos casos hasta veinte meses en establecer aranceles, un tiempo que los gobiernos regionales, las empresas y los sindicatos juzgan excesivo.

La de ayer en el Ministerio de Industria fue la quinta reunión de trabajo de la llamada Mesa del acero, un frente común en el que están representadas comunidades como Galicia, Extremadura, País Vasco, las dos Castillas, además del Principado y de empresas y sindicatos.

Pese a las buenas relaciones, Colunga criticó que en el encuentro había representantes del Gobierno nacional ligados al sector del comercio, el medio ambiente o la industria, pero ninguno vinculado con el área de energía. Uno de los objetivos del Principado era reclamar también que se tomaran medidas para rebajar el alto precio de la factura de la luz para la gran industria. "Es también un problema, como lo es el de la penalización de las emisiones de CO2", destacó Colunga. "Es necesario hacer una revisión de las exigencias medioambientales porque no podemos permitir que Europa sea una isla; no se trata de ser más laxos, sino de no permitir la entrada de productos que vengan de países donde la normativa de emisiones no sea tan exigente", resaltó.

Los sindicatos y empresarios participaron la semana pasada en una manifestación en Bruselas para exigir a la Comisión Europea que ponga freno a las exportaciones chinas. Colunga manifestó su apoyo a las protestas.