Los empresarios españoles fueron los más optimistas en la cumbre de Davos, a fines de enero. Luego aparecieron algunos estudios (caso del "Informe Perspectivas España" de KPMG) que atribuyeron en marzo a la situación política interna la principal inquietud empresarial. Este mismo mes, el presidente de la patronal CEOE, Juan Rossel, se desmarcó y sostuvo que "la situación política en España todavía no perjudica, ni mucho menos, a la situación económica". Algunas patronales sectoriales no comparten este criterio. La Confederación Española de Comercio dijo en marzo que la política estaba parando el consumo pero la realidad es que éste cayó, según el INE, desde octubre de 2015 y que repuntó en diciembre y en enero, tras las elecciones. Y el ahorro de las familias cae desde enero, lo que es impropio de épocas de inquietud y temor. La confianza de los inversores se debilitó en España, según el índice de J. P. Morgan Asset Management, durante todo el segundo semestre de 2015 (como el PIB) y lo atribuyó a las dudas sobre la fortaleza de la recuperación.
En Alemania, el índice de confianza empresarial IFO retrocede desde diciembre y está en su menor nivel desde 2014. También el "clima económico mundial" está a la baja desde 2015 según el Ifo World Economic Survey. La caída de las Bolsas europeas, asiáticas y americanas a comienzos de año socavó la confianza, pero la española ya había sido la de peor comportamiento en Europa desde abril de 2015. En 2015 las compañías españolas cotizadas ganaron el 21,6% menos y el conjunto de las compañías redujeron su facturación a partir de octubre. Los índices PMI delatan un deterioro en otros países "de dimensiones iguales o mayores que en España", explicó este mes Ángel Laborda (Funcas). Algunos vientos favorables para España -como el petróleo y el euro baratos- siguen siéndolo, pero menos. Y el IPC, los precios industriales y los de exportación caen en España desde julio de 2015.
