La dirección de Arcelor-Mittal y los sindicatos fracasaron ayer en su intento por negociar una solución para la planta vasca de Zumárraga (Guipúzcoa), que la multinacional pretende cerrar. La discusión sobre los traslados (268 de ellos con destino a Asturias) quedó aplazada hasta el martes, cuando la siderúrgica prometió presentar algún tipo de ayuda para compensar a los afectados. Las partes también se dieron una semana, hasta el próximo viernes, para tratar de cerrar un pacto definitivo.

Las posturas siguen estando alejadas. La multinacional no ve más posibilidades que el cierre, mientras que los sindicatos insisten en que la instalación es viable y exigen a la compañía que explore vías para mantener viva la actividad. De hecho, ayer le pusieron sobre la mesa la posibilidad de crear una mesa paralela a la de la negociación sobre los traslados y el futuro de la plantilla en la que estén representadas las centrales, la compañía y diversas instituciones vascas para estudiar si es posible relanzar la actividad. La siderúrgica lo descartó.

Fuentes de la empresa aseguraron que en la reunión mantenida ayer "continuó la discusión sobre las causas y las medidas a tomar", sin que se llegase a "ningún acuerdo". Respecto a la planta, desde la compañía indicaron que se va a mantener la expedición de pedidos pendientes de entregar a clientes los próximos días, tras el cese de la actividad productiva con parada de los hornos y el tren de laminación, de manera que "a mediados de la semana que viene ya parará" totalmente la fábrica, que mantendrá sólo ocho trabajadores para gestionar el almacén de chatarra.

Por otro lado, los trabajadores de la planta de Zaragoza suspendieron las cuatro jornadas de huelga que tenían previsto realizar este mes, después de que la empresa se comprometiera a prorrogar el actual convenio colectivo. La compañía había llegado a plantear un recorte de salarios del 25 por ciento.