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Análisis | Los efectos en España de la política monetaria de Estados Unidos

La subida de tipos de la que nadie se libra

La subida de tipos de la que nadie se libra

La Reserva Federal (FED) ha empezado a desactivar los dispositivos de expansión monetaria con los que mitigó la crisis que estalló con las "subprime". El banco central de Estados Unidos decidió por unanimidad el pasado miércoles la subida de su tipo oficial de referencia en 0,25 puntos porcentuales y lo situó en un rango entre el 0,50 y el 0,75%. Fue la segunda subida de tasas de interés que adopta la FED en diez años y medio. Un alza que tendrá repercusión en las economías de todo el mundo, incluso en el bolsillo de los españoles.

Aunque la globalización ha acelerado los ritmos, la experiencia indica que las medidas monetarias tardan al menos año y medio en producir efectos. La autoridad monetaria de Estados Unidos no está pensando en la situación actual -para intervenir sobre ella es demasiado tarde-, lo que pretende es actuar sobre las circunstancias que presentará la economía en 2018. Trabaja sobre previsiones y parece que algunas incertidumbres se están despejado.

En los últimos meses se ha suavizado la volatilidad internacional, ha empezado a subir el precio del petróleo y el empleo está registrando un buen tono en Estados Unidos, efectos que pueden generar inflación. Pero en la decisión sobre la subida de tipos ha pesado mucho la elección del magnate Donald Trump como presidente de la primera potencia mundial, porque ha prometido políticas de estímulo de la economía, que siempre arrastran subidas de precios.

El objetivo último es evitar un recalentamiento de la economía. Subiendo los tipos de interés con los que el banco central presta activos líquidos a la banca se encarecerá el coste de financiación de todo el sistema. La inversión es especialmente sensible al coste del crédito, con lo que teóricamente se reduce si se produce un encarecimiento. Como resultado se logrará un enfriamiento de la economía. Ese es el esquema general. El problema surge si las señales de peligro de inflación no son reales, porque se podría abortar la recuperación y provocar una nueva recaída. No obstante hay que tener en cuenta que la subida de tipos aprobada ha sido mínima, aunque ya se anuncian nuevas alzas.

La FED ha lanzado al mundo el mensaje de que el crecimiento de Estados Unidos es fuerte. Al encarecerse el acceso a la financiación se limitará el número de dólares en el mercado. Se apreciará aún más la moneda, factor que perjudicará a las exportaciones de la primera potencia mundial, pero beneficiará a las de la industria de España a ese país. No obstante hay que tener en cuenta que la balanza comercial con Estados Unidos es negativa, se importa más de lo que se exporta, con lo que el resultado global es perjudicial para España.

Además, como ya se ha visto esta semana, la paridad del dólar con el euro está cada vez más cerca si se mantienen las políticas expansivas del Banco Central Europeo, por lo que la capacidad adquisitiva de los españoles en Estados Unidos se reducirá, pero para los norteamericanos será más atractivo visitar la península por sus precios.

Con la subida de tipos es probable que los bonos de Estados Unidos eleven su rentabilidad. Eso podría provocar una salida de inversores de renta fija desde Europa al país norteamericano. España podría ser uno de los afectados, aunque de momento la compra masiva de bonos del BCE aleja ese fantasma. Pero los efectos podrían llegar a la mayoría de los españoles si la decisión de la FED tiene réplicas. Por ejemplo si es secundada por el Banco de Inglaterra. Las presiones para que el Banco Central Europeo se sume también a la subida de tipos serían muy fuertes y de ceder, por ejemplo, el euribor repuntaría, lo que encarecería la cuota de las hipotecas que pagan millones españoles y reduciría la capacidad de gasto de las familias. Al final, nadie se libraría de la decisión de la Reserva Federal.

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