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Cirugía planificada al milímetro

Socinser, con más de veinte patentes, acaba de crear un sistema para facilitar la colocación de implantes dentales

Susana Argamentería y Carlos Cuesta, en la sede de la compañía en Oviedo. IRMA COLLÍN

En cirugía, la precisión es esencial y un solo milímetro separa el éxito del fracaso en una intervención. Con esa idea como base, la compañía asturiana Socinser ha ideado y desarrollado un sistema de cirugía guiada para ayudar a los implantólogos (aquellos que trabajan en la sustitución de piezas dentales) a no fallar el tiro. La compañía, que acaba de mudarse desde Gijón al vivero empresarial de la salud próximo al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, cuenta en su cartera con una veintena de patentes que abarcan campos médicos de lo más diverso, como la fabricación de prótesis o mobiliario y equipamiento médico.

Su método de guiado para la cirugía dental, bautizado como Accurator y que también tienen patentado desde hace cinco años, tiene como objetivo que cuando llegue el momento de la verdad, el de la intervención médica, todo esté planificado hasta el más mínimo detalle. Eso lo consiguen mediante un sistema informático que permite tener un control total del proceso. "De lo que se trata es de que la intervención sobre el paciente sea la menor posible", resalta la responsable de marketing de Socinser, Susana Argamentería.

Este desarrollo quirúrgico, además, fue puesto en marcha en colaboración con un grupo de implantólogos franceses liderado por Frèderic Bousquet. En el kit también se incluyen unas férulas de diferentes tamaños en función de cómo sea la boca del paciente. "Lo que también cambia con este sistema con respecto a los convencionales es que se da una pieza física a los cirujanos para que la pongan en la boca de los pacientes con una precisión sin precedentes", sostiene Argamentería.

Una de las patentes que más rédito le está dando a la compañía la impulsaron allá por 2002, le pusieron el nombre de Neteous y es una plataforma informática para tratar cualquier tipo de imagen médica. La meta es lograr programar todo el trabajo delante del ordenador antes de entrar en materia. Aguas abajo, muchos de sus posteriores desarrollos han estado muy ligados a este invento, incluido el mencionado Accurator. "Se puede trabajar con cualquier imagen que se genere en un hospital", apunta Carlos Cuesta, responsable del departamento de software de Socinser. Y añade: "Nosotros nos hemos centrado sobre todo en los TAC (la Tomografía Axial Computarizada, otra técnica de generar imágenes médicas) para el ámbito de la traumatología".

Para lo que más partido han sacado a este programa informático es para poder elaborar prótesis a medida, completamente personalizadas. "Con lo que más hemos trabajado es con las de hombro, cadera, pie y rodilla", asegura Argamentería. Cuestas apunta, no obstante, que "el diseño se puede adaptar a cualquier hueso". Evidentemente, esto es muy útil para aquellos pacientes que tienen algún tipo de peculiaridad y no les sirve con una simple prótesis estándar.

Uno de los primeros trabajos, cuando la empresa echó a andar, allá por 1996, y del que se sienten especialmente orgullosos, fue construir una prótesis a un paciente que había sufrido un gravísimo accidente de moto. "Fue un caso de gran reconstrucción", asegura Alfonso Iglesias, director técnico de la compañía. "Su cirujano se puso en contacto con nosotros, nos explicó lo que había ocurrido y le reconstruimos la pelvis. A los quince días estaba caminando con ayuda y las últimas noticias que tenemos es que ya está mucho mejor", señala Iglesias.

Otra de las especialidades de la compañía es fabricar mobiliario clínico en función de las necesidades del espacio del que disponga el hospital. Se trata de adaptar el centro hospitalario a los nuevos tiempos y desterrar de una vez por todas las camas que se levantan a manivela, sostienen.

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