La ampliación de capital que acaba de anunciar Liberbank, con el respaldo de todos sus accionistas de referencia, para reforzarse con 500 millones y alcanzar una cifra de 1.300 millones, le ha hecho perder en dos días 150 millones de su valor en Bolsa.

Las macroampliaciones (y ésta lo es porque entraña un incremento del 60% de una sola vez) tienen estos efectos. Lo que se pretende plantear como una opción de fortalecimiento (de recursos, de solvencia y de capitalización) suele traducirse en el corto plazo como una proyección de debilidad, con un acusado desplome de la cotización.

La causa determinante es que el mercado anticipa escenarios. Y el efecto a corto de la puesta en circulación de una gran cantidad de nuevas acciones supone -mientras no se produzca un incremento de los resultados de la entidad- que el beneficio por acción caiga en la proporción que aumente el número de títulos. Por consiguiente, el valor de mercado ajusta a la baja el precio de la acción para acercarlo a la participación alícuota de cada título en los beneficios presentes. El mercado sólo revisará al alza la cotización en la medida en que los inversores vislumbren expectativas de que la finalidad buscada con la operación (mejora de la rentabilidad tras el saneamiento del balance, mayor cobertura de riesgos y absorción de las minusvalías que afloren las desinversiones en activos improductivos y en mora) se hace verosímil.

El mecanismo por el que la acción cae tiene que ver también con el efecto que entraña para los inversores una ampliación que, como en este caso, se hará con reconocimiento de los derechos de suscripción de los inversores preexistentes. Al disponer de derecho preferente de adquisición de los nuevos títulos, los accionistas actuales tendrán tres opciones: ejercer la compra de la totalidad de las nuevas acciones en la proporción máxima a su peso actual en el capital, vender parte de los derechos y comprar sólo el número de acciones a las que tengan opción con los derechos que se reserven para sí o desprenderse de la totalidad de los derechos y no acudir a la ampliación. En el segundo caso, el accionista tendrá un número algo mayor de acciones que antes y en el tercero, las mismas, pero en ambos supuestos será titular de un porcentaje menor de la propiedad del banco.

Al poder vender los derechos de suscripción al margen de las acciones, lo que se produce es un desdoblamiento del valor de los títulos, desagregándose la acción propiamente dicha y sus derechos, que cotizan de forma diferenciada durante el periodo de suscripción. Por consiguiente, el precio actual de la acción anticipa ese escenario y prefigura el valor que tendrá el título descontando la retribución que el mercado otorgue a los derechos cuando se abra el proceso.

Como un efecto adicional, aunque menos determinante, la ampliación también presiona la acción a la baja en la medida en que un reforzamiento del banco aleja la expectativa de aquella fracción de inversores que hayan tomado posiciones en el banco en la esperanza de que se produzca una oferta pública de acciones (opa) sobre Liberbank o una fusión amistosa con otro banco, lo que, de ocurrir, pudiera aumentar el apetito por los títulos y revalorizarlos. La ampliación de capital, en tanto que ha sido aprobada por unanimidad del consejo de administración, expresa, por el contrario, la voluntad de todos los accionistas de referencia (las tres antiguas cajas de ahorros fundadoras, Corporación Masaveu, Oceanwood y el inversor mexicano Ernesto Tinajero) de que Liberbank continúe en solitario.

La macroampliación también puede ser agridulce para los especuladores a la baja. La operación se anunció el miércoles, a seis días de que a las doce de la noche del próximo martes venza la decisión adoptada el 12 de junio por los órganos español y europeo reguladores del mercado que prohibió a los especuladores en corto hacer apuestas bajistas contra Liberbank para hundir su cotización. Estos inversores fueron muy activos contra el menor de los bancos en Bolsa durante los cinco días precedentes a la prohibición al amparo del miedo que suscitó en el parqué la intervención y reducción a cero del valor de las acciones del Banco Popular el día 7 por el Mecanismo Único Europeo de Resolución.

La caída de la cotización de Liberbank desde el pasado jueves ha dado una vía de salida para los especuladores a la baja que hubiesen quedado atrapados cuando la acción remontó tras la prohibición de las apuestas en corto por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El desplome del 20,64% del valor del banco en sólo dos sesiones, y sobremanera si esta tendencia se prolongase algunos días más, facilita que aquellos cortistas que hubiesen apostado contra Liberbank antes de la prohibición puedan alcanzar sus objetivos y cerrar posiciones con beneficio o mitigando pérdidas mediante la compra a precios más baratos de los títulos que tomaron en préstamo para venderlos de inmediato en la confianza de devolverlos a sus dueños recomprándolos más baratos.

La operación de Liberbank es peor para los especuladores que pudieran pretender tomar posiciones contra el banco si la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no renueva la prohibición antes del miércoles. La depreciación causada por la macroampliación deja algo menos de recorrido potencial a la baja. Y la apuesta será más arriesgada si la recapitalización -como se supone que ocurrirá- culmina con éxito y esto lo aprecia el mercado revertiendo al alza la cotización.

El banco no ha establecido relación causal entre el reforzamiento de su capital y los ataques vividos en junio, pero tanto la ampliación como otros planes que estaban en marcha y que ahora se están acelerando aspiran a reforzar el banco, atajar sus vulnerabilidades, mejorar su rentabilidad y, por lo tanto, a hacer más atractiva y apreciar la acción, todo lo cual redundaría en blindar al banco frente a ataques externos y garantizar su continuidad como grupo independiente.

Entre esas medidas figuran la venta de activos improductivos, créditos morosos y cartera inmobiliaria, el anuncio de un mayor impulso comercial y de más reducción de costes de explotación, el compromiso de restablecer el dividendo en 2018 y de aumentar la retribución al accionista en ejercicios posteriores, la proyectada absorción de la filial CCM y la negociación con los reguladores para sustituir el actual método estándar de evaluación de activos de riesgo por modelos internos, lo que sólo en la cartera hipotecaria permitiría una mejora de 3.000 millones, según dijeron el jueves los responsables del banco en una conferencia con analistas.