Los sabores y el paisaje de Asturias gustan, pero hay que saber venderlos. Apostando por la calidad, diferenciando el producto y arriesgando en la promoción hay mayores garantías de éxito. En ello coincidieron Sergio Blasco, presidente de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternera Asturiana; Celestino Cortina, presidente del Consejo Regulador de la Denomimación de Origen Protegida (DOP) Sidra de Asturias y gerente de Sidra Cortina, y Antón Puente, director gerente de Nature Hoteles. Ellos protagonizaron la cuarta sesión de las IV Jornadas "La Asturias que funciona", una iniciativa del Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA y la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo, con el patrocinio de Liberbank, la colaboración de Asturex y el transporte oficial de Alsa.

Eduardo González, profesor titular de Organización de Empresas de la Facultad de Economía de la Universidad de Oviedo, fue la encargado de moderar la mesa, centrada en los sectores agroalimentario y hostelero. "Son muy importantes y emblemáticos en nuestra región", apuntó el profesor, que ya de mano apuntó que "la calidad y la diferenciación" de productos son "factores comunes" en las organizaciones y empresas respresentadas en la mesa.

La IGP Ternera Asturiana nació hace 15 años para que todo el proceso de producción de la carne se llevara a cabo en la región y para diferenciar el producto por su origen y su calidad. "Aunamos esfuerzos ganaderos y transformadores para competir en el mercado, pero no en precio, sino en calidad", destacó Sergio Blasco, presidente de la IGP, que destacó que la diferenciación del producto está en las razas asturianas, en su carne tierna y rosácea, en el manejo tradicional de los animales, en el respeto del medio ambiente y en la aplicación de estrictos controles. "Para diferenciarnos de otras carnes, de la competencia, apostamos por esos valores que justifican el precio", afirmó Blasco, que añadió que a la IGP se han acogido 6.700 explotaciones con 87.000 vacas inscritas y una certificación en matadero de 25.000 terneros al año (6 millones de kilos de carne). "El 30% se vende fuera de Asturias y ya llegamos a todas las provincias españolas", destacó Blasco, que no obstante reconoció las dificultades para vender fuera porque es una carne que no se congela y que pierde atributos, como el color, más rápido que otras.

La sidra también tiene dificultades para salir al exterior "porque no es un producto global ya que va ligado a una cultura", señaló Celestino Cortina, presidente de la DOP Sidra de Asturias, que no obstante apuntó que esa particularidad también ha hecho posible el desarrollo del sector en la región. "La sidra funciona por el arraigo cultural y gracias a la atomización del sector, formado por pymes y autónomos, porque a las grandes bodegas, como en su día hizo Freixenet, no le salían las cuentas para entrar en el sector, lo que nos ha permitido resistir los envites de la globalización", destacó Cortina. El presidente de la DOP señaló que en los últimos años se han producido importantes avances en el sector, al rebajarse la rivalidad entre cosecheros y elaboradores, al aprobarse un aumento de las variedades de manzana acogidas a la denominación y al lograr un mayor impacto en la promoción con campañas como la protagonizada por el artista Rodrigo Cuevas. "Fue una apuesta arriesgada en un sector muy tradicionalista, pero mucha gente nos felicitó. Si no asumes riesgos en los negocios te estancas", afirmó Cortina, que reconoció que en el sector aún hay muchas carencias: falta de formación de los camareros para transformarlos en "sumillers" de la sidra; falta de profesionalización de los cosecheros para superar problemas como el de la becería; escasa colaboración entre la Universidad y el sector para trabajar en I+D+i; escasa variedad de productos y escaso desarrollo de la "sidra-turismo". "La gente que viene a Asturias y prueba la sidra quiere conocer más sobre ella, visitar los llagares como se hace con las bodegas de vino", afirmó Cortina.

En esa línea de enoturismo, el grupo Nature Hoteles adquirió el Palacio de Nevares, en Parres, con su finca de más de 32 hectáreas, y hace dos años plantó viñedos y manzanos para producir vino y sidra enfocada al turismo. Es el último proyecto de este grupo que ha puesto en marcha iniciativas singulares en la región. Surgió como una empresa familiar a principios de los años 90 del pasado siglo, "cuando nació el turismo rural en Asturias, gracias al ejemplo de La Rectoral de Taramundi, y la comarca de los Picos de Europa recibió un empujón con la visita del Papa a los Lagos y las llegadas de la Vuelta Ciclista a España", señaló Antón Puente, gerente de Nature Hoteles. En ese contexto nacieron el hotel Los Lagos y el restaurante Los Arcos de Cangas de Onís. Luego llegaría la puesta en marcha de una empresa de catering y la gestión de los servicios de los trenes Transcantábrico. "Cuando estábamos creciendo la crisis nos golpeó fuerte y fue entonces cuando en una terraza de Cangas me presentaron a Tomás Álvarez, hijo de un cabraliego emigrado a México que quería invertir en Asturias. Nos asociamos y el grupo, que apenas tenía 20 trabajadores, tiene ahora entre 140 y 180 según temporada", señaló Puente. Por medio, la adquisición de hoteles singulares en Torazo y Oviedo, convertidos en hoteles gourmet, y la puesta en marcha de Puebloastur, hotel rural de cinco estrellas en Cofiño (Parres) en el que se paga la suite a 700 euros la noche. "Abrimos hace poco más de un año y estamos sorprendidos, ya tuvimos clientes de 60 nacionalidades, cuando pensábamos que el turismo extranjero era minoritario en Asturias, y el pasado mes la segunda fortuna de Mónaco alquiló el hotel completo para celebrar su cumpleaños", aseguró Antón Puente.