El congreso para fusionar las organizaciones de la minería y el metal de UGT en Asturias sigue en pie a pesar de que una de las partes, el sindicato SOMA, no piensa acudir después de saltar por los aires las negociaciones con la MCA para acordar una dirección conjunta. Ambas organizaciones, con rivalidades históricas a nivel sindical y político dentro del PSOE, se acusan de querer imponer sus criterios y el metal, que tiene mayoría de delegados (82 frente a 58), está dispuesto a constituir la nueva federación de industria (UGT-FICA) únicamente con sus votos.

En Madrid, la comisión ejecutiva federal guarda silencio y mantiene la fecha del congreso constituyente para mañana. Ayer mismo anunció que el secretario general de UGT-FICA, Pedro Hojas, acudirá a Gijón a clausurarlo. El SOMA, que ayer ratificó en asamblea no acudir al congreso, espera que no llegue a celebrarse ante la ausencia de una de las partes. Interpretan que los estatutos no permiten abordar la fusión si no asiste la mitad de los delegados de una de las federaciones. Exigen una intervención desde Madrid y una solución que podría pasar por una gestora.

Por su parte desde la dirección de la MCA consideran que el congreso podrá constituirse cuando se haya acreditado la mayoría absoluta de los delegados y ellos la tienen. "Habrá quorum", señaló Jenaro Martínez, secretario general de MCA. El sector crítico dentro de la federación del metal, que podría acercar posturas con el SOMA, se ha difuminado en los últimos meses sobre todo tras los cambios en la sección de Arcelor-Mittal. En ese contexto, el SOMA tenía pocas posibilidades de vencer en un congreso sin un acuerdo previo.