Bernardo Calleja Fernández, el asturiano que pilota el negocio de la multinacional de los ascensores Otis en el Sur de Europa, sintetizó en tres los desafíos que, a su juicio, tiene por delante la profesión de ingeniero dentro y fuera de Asturias: "Adecuar la oferta de estudios universitarios a las oportunidades que brinda el cambio tecnológico", "abrazar ese proceso tecnológico sin olvidar los valores humanos" y "atraer a más mujeres a la profesión". La reivindicación de un mayor protagonismo femenino en el trabajo ingenieril fue una de los mensajes que caracterizaron el acto de entrega de los premios "Ingeniero del año 2017", entregados ayer al gijonés Bernardo Calleja, en la categoría de "Gran trayectoria profesional", y a la ovetense Gloria Naveiras, directiva de la multinacional Praxair en Barcelona (donde dirige una planta química), distinguida con el galardón correspondiente a la "Proyección de futuro".

En el Paraninfo de la Universidad de Oviedo y ante un auditorio formado por personas del ámbito académico y de la empresa, los discursos de Bernardo Calleja y Gloria Naveiras confluyeron en aspectos como la defensa de un ejercicio "responsable y ético" de la profesión y en la necesidad de más presencia de la mujer en ella. "Tenemos que hacer más en las empresas por incorporar mujeres y es necesario promocionar los estudios entre las adolescentes; no podemos renunciar al 50% del talento", expuso el alto ejecutivo de Otis, y detalló cómo en sus tiempos de estudiante, en los años 80, las mujeres eran apenas el 5% de los alumnos de ingenierías. "Hoy son el 25%, pero esa proporción se ha estancado últimamente", dijo. Unos minutos antes, Gloria Naveiras había remarcado, al recoger su premio, un agradecimiento "a todas las mujeres que van ganando terreno y manteniéndolo con argumentos sólidos" y "a todos los hombres que han entendido" ese avance.

"El ingeniero asturiano puede estar muy orgulloso de la formación y de los valores que recibe en esta región", dijo también Naveiras, formada en la Universidad asturiana y con trece años de ejecutoria en el sector químico. En la mesa presidencial escuchaban el rector, Santiago García Granda y la directora general de Minería del Principado, Belarmina Díaz, así como los responsables del galardón "Ingeniero del año": Enrique Macián, presidente del jurado; José María Quirós, presidente de la Fundación Caja Rural de Asturias; Vicente Piñera, director general de Sacyr-Fluor, y Juan Carlos Campo, director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón.

Bernardo Calleja añadió su propia reflexión sobre el futuro de los estudios de ingeniería y enfatizó que es preciso "reforzar el binomio Universidad-empresa". "Es vital adecuar la oferta de estudios de la Universidad para aprovechar las oportunidades que supone el cambio tecnológico, la digitalización, el Big Data...", comentó para llamar a abrir un debate "sereno y en profundidad" sobre las reformas que son necesarias. "La cuestión es dónde enfocar el tiro" y, según su criterio, una de las apuestas que parece segura consiste aunar la capacitación técnica y las habilidades de gestión empresarial, un perfil que ya es muy demandado y que lo seguirá siendo en el futuro, según el ingeniero gijonés que dirige a los 8.000 trabajadores que Otis tiene en el Sur de Europa.

"Capacidad de adaptación a los cambios", "resilencia ante las situaciones difíciles", "capacidad de hacer equipo" y de resolver problemas "tomando decisiones responsables", orientadas a progreso de la empresa, pero también al bienestar de las personas y con respeto el medio ambiente. Así ven su profesión los "Ingenieros del año", dos profesionales asturianos que están brillando fuera de la región.