Muy enfadada, la langreana Anita Sirgo rompe en varios pedazos la carta que hace unas semanas le envió la ministra de Empleo, Fátima Báñez, para anunciarle la subida que su pensión iba a tener este año. "Sólo 35 céntimos, vale más el sobre y mandarlo", dice irritada. Tira los papeles a un inodoro improvisado delante de la Tesorería de la Seguridad Social de Oviedo. No fue la única. Miles de jubilados indignados protestaron ayer por las calles de la capital asturiana para exigir una solución al problema de "la caja" de las pensiones y mostrar un enérgico rechazo a subida de sus pagas, del 0,25%, el mínimo que fija la ley desde 2014. Lanzaron varias advertencias. "O pensión o revolución" fue una de ellas.

La respuesta a la manifestación, convocada por la Asociación de Pensionistas de Asturias (APA) y la de Gijón (APG), y apoyada por los sindicatos UGT y CC OO, fue multitudinaria. Cerca de cinco mil personas, según cálculos de los convocantes y de la Policía Local, marcharon, en pie de guerra, pidiendo "pensiones". Aunque alguno echaba en falta la presencia de más jóvenes en la protesta. "Deberían estar aquí, porque ellos van a ser los más perjudicados, que se queden con el 'botellón', que sigan así, que vamos bien", señaló irónicamente José Díaz un pensionista que iba en primera fila de la marcha.

Las protestas irán escalando, advirtió Pepe Fuertes, presidente de la APA: "Si esto no es suficiente, tenemos en la cartuchera otras armas, por supuesto pacíficas, que no nos tomen por terroristas; si los pensionistas dejamos de consumir provocaríamos una caída del PIB de entre 12 y 14 puntos". Sus palabras, pronunciadas desde lo alto de una pequeña escalera frente a la sede de la Tesorería, generaron un aplauso generalizado. Boni Arias, líder de la asociación de pensionistas de Gijón, tildó de "miseria" la subida del 0,25% para este año.

Muchos de los manifestantes relataban casos dramáticos. María Jesús Álvarez contó que tiene que llegar a fin de mes con los 400 euros de su pensión de viudedad. El truco, asegura, "es estirar mucho el dinero y privarme de muchas cosas de comer; mirar mucho los gastos e ir siempre a por lo más barato". A su lado, Juanita Pueblo puso el acento en que "en España hay 13 millones de personas en riesgo de exclusión social y eso significa que no tienen dinero más que para comer y tener un jergón. No pueden ir al cine, ni ir a tomar un vino, no pueden hacer nada y eso no se puede tolerar".

Durante la marcha, los manifestantes corearon consignas como: "Sin lucha, no habrá hucha", o "Ladrones, devolved lo que habéis robado". No faltó tampoco el "Manos arriba, esto es un atraco", cuando la cabecera de la manifestación llegó a la Junta General.

Pili Muñiz hizo de portavoz del colectivo y leyó el comunicado, en el que se denunciaron pérdidas de poder adquisitivo de hasta el 7%. La protesta acabó al ritmo de la canción "La cucaracha", con una letra compuesta por los propios pensionistas. "Con el cero veinticinco, vamos facer una fiesta, porque vivir ya podemos, con esa tamaña renta", decía uno de los estribillos.