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LA MIRADA CÓMPLICE IGNACIO PRENDES | cabeza de lista al congreso por ciudadanos

Al final prendió la vocación de siempre

Martín Ferrero, amigo de Prendes, presenta al candidato como un apasionado de la política desde joven del que subraya una "trayectoria personal desinteresada"

Ignacio Prendes y Martín Ferrero brindan en una terraza del barrio del Carmen de Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

En la facultad de Derecho de los ochenta, los temas eran la OTAN y la ley del aborto, la de vigilancia penitenciaria y las reformas laborales de las primeras legislaturas del PSOE. Ignacio Prendes, que treinta años después es candidato a diputado en el Congreso, era delegado estudiantil y discutía en los debates, plantaba la semilla de una vocación política de floración tardía, que tardaría en prender. Su amigo Martín Ferrero, compañero del Colegio Nacional Jovellanos y de la Universidad de Oviedo, ahora abogado como él, era de los que prefería la cafetería a la asamblea, pero ya decía entonces que "Nacho lo vive". "Lo vivía en aquel momento, mientras otros estábamos más desencantados, o nos creíamos menos que la política pudiera servir para algo, y se lo sigue creyendo ahora". El cabeza de la lista de Ciudadanos esperó 25 años de abogacía para darse una vuelta por las listas de candidatos de UPyD primero y de Ciudadanos después. Pero en la parte de su círculo íntimo que ocupa Ferrero, teniendo en cuenta los antecedentes, aquel paso al frente se vio "como algo natural. Es un animal político al que esto le apasiona, le encanta, lo vive desde el convencimiento".

El amigo que lo es desde los nueve años entiende que el salto se contuvo algo más de dos décadas tal vez porque la Universidad de los ochenta "era un poco difícil. A nuestros veinte años había cierta decepción en el ambiente que a lo mejor te cohibía si pensabas ingresar en la política". También porque la carrera profesional del abogado exigía tiempo y dedicación, porque a lo mejor tampoco encajaba en ningún lugar concreto de la oferta política hasta que la convulsión previa al estallido de la crisis dio a luz a la alternativa al bipartidismo tradicional que Ciudadanos y UPyD moldearon avanzada la primera década del siglo XXI.

La "palanca del cambio", que es eso que ahora dice Albert Rivera que quiere ser Ciudadanos en España, pudo haber sido en la trayectoria vital de Prendes la visualización de un momento político y personal con más tiempo libre y una estructura de partido "que le ilusionaba". Ahora que Prendes ha cambiado el bufete por el Congreso, Martín Ferrero asegura que sigue reconociendo, en la distancia de la comunicación política, su retrato íntimo de "una persona leal, fiable, honrada", con su nobleza de protagonista de western clásico. "Como John Wayne en las películas de John Ford, no te va a fallar". En versión asturiana, "ye un paisano" al que la floración política tardía le añade, al decir de Ferrero, otra ventaja: "Se incorporó a la política cuando tenía una trayectoria profesional de más de 25 años, no entra para ganarse el pan, sino por afán de servir a los demás". "Me consta que es así", repite el amigo, de vuelta hasta el recién licenciado que gastaba tiempo en colaborar con Proyecto Hombre dando clases en la parroquia de Tremañes de cuando "aquel barrio era aquel barrio y tenía chabolas". Hay tanta pasión mutua que Ferrero acabará pidiendo el voto para Prendes incluso desde un lugar que ideológicamente le sitúa a él, dice, "más a la izquierda" que su amigo.

"Honrado y cabezón"

Pasaron juntos la infancia en el colegio Jovellanos y se separaron en el Bachillerato, Prendes hacia el instituto de Roces, Ferrero al de la Laboral, antes de volver a coincidir en Derecho. Eso y la amistad que siguió después le pinta al político gijonés un retrato que en la distancia corta le favorece. El amigo dice "honrado, trabajador, competente", también "tozudo, cabezón" y obstinado "sin rayar en la irracionalidad" y capaz de dejarse convencer "si se le presentan argumentos. Pero cuesta". Tiene "una trayectoria personal desinteresada de la que no hace ostentación que me mueve a decir que ha llegado a la política por el afán de servicio público" y que vuelve "injustas" y "crueles" a ojos de su amigo las críticas de apego al sillón que recibió en la maniobra de viraje de UPyD a Ciudadanos. Los ataques fueron "en algunos casos muy cobardes y lo pasó muy mal". "Jamás ha sido un tránsfuga", reincide. "Siempre pensó lo mismo, él no se movió. Los que se movieron fueron los de alrededor".

En el retrato en corto, también "le gusta cocinar", o más bien "nos envenena de vez en cuando con más voluntad que mano". "Su especialidad es el Almax", bromea, aunque también "hizo hace poco un bacalao que no estaba nada mal". Al retrato amable de amigo le falta el redondeo de una anécdota con una amiga suya que sufrió un grave accidente en Salamanca y "al despertar en la UVI lo primero que vio fue a Nacho y a su mujer, Marta, que se habían enterado y se habían desplazado hasta allí". O la banda sonora de la versión de Joan Manuel Serrat de "Las nanas de la cebolla" sonando por detrás de "la borrachera que nos cogimos el día que supo que Marta estaba embarazada por primera vez".

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