Estas elecciones no son una segunda vuelta de las generales de Diciembre de 2015, porque en una segunda vuelta suele haber opciones políticas excluidas o, al menos, las mismas opciones que en la primera vuelta. Pero en las que celebraremos el 26 de junio se ha producido un hecho excepcional: las dos opciones políticas transformadoras de implantación en toda España han unido sus fuerzas, y eso, a tenor de las encuestas de intención de voto, puede trastocar profundamente el mapa político de nuestro país. Es excepcional, además, porque las organizaciones que van contra el status quo tienen una fuerte tendencia a dividirse lo que las debilita como opción real. La coalición "Unidos Podemos" rompe con esa tradición y parece que las expectativas son buenas para sus objetivos que se podrían distribuir desde ganar las elecciones hasta quedar como segunda fuerza sobrepasando al PSOE. Así pues, de manera inmediata, la unidad electoral es ya un éxito, porque los adversarios han tenido que reaccionar a la iniciativa y definirse frente a la amenaza que supone la mera oferta.

Ahora bien, esta unidad puede adoptar distintas modalidades afectando al desarrollo posterior del proyecto político que se empieza a gestar. Las cuatro formas de unidad posible son que IU absorba a Podemos, recíprocamente, que podemos absorba a IU, que ambas queden como estaban, meramente yuxtapuestas, en vez de unidas o, finalmente, que se realice una verdadera síntesis para dar paso a algo nuevo.

Que IU absorba a Podemos es altamente improbable, y no parece que en estos momentos haya nadie dispuesto a apostar seriamente por esta posibilidad. Además IU tiene una larga trayectoria de lucha coherente, pero también de inconsistencias, y cuando ha surgido ya algo nuevo, que rema en la misma dirección, pero sin toda esa mochila, es muy difícil que se reedite el instrumento que ya ha cumplido su función. Por si fuera poco, los números desaconsejan esta opción (2 diputados frente a 69).

La posibilidad complementaria a la anterior, que Podemos absorba a IU, es posible, y hay sectores de Podemos que lo defienden como estrategia a seguir y sectores de IU que lo temen. Pero es una opción ya intentada antes dado que fue la estrategia de Pablo Iglesias en las elecciones de diciembre, cuando quería a Garzón y a otros cuadros de IU, pero sin IU. Bien podría reeditarse tras las elecciones, pero hay opciones mejores.

La mera yuxtaposición (Podemos e IU) es lo que se está ensayando en estas elecciones. No ha dado tiempo a hacer una verdadera síntesis de lo positivo de cada una de las organizaciones, ni tan siquiera una mezcla. Cada organización está haciendo su campaña, pero pidiendo el voto para la misma opción. Nuestros adversarios han entendido mejor que nosotros mismos el peligro que representamos, porque si tan solo el anuncio de la opción electoral unitaria ha trastocado completamente el panorama, imagínense lo que puede pasar si esos dos proyectos logran coordinarse con lo bueno de cada uno de ellos.

La verdadera unidad, fruto de la decantación de ambas organizaciones, es la construcción de una síntesis dialéctica que supere las contradicciones de ambas, dando lugar a una nueva organización política más madura y renovada, mejorada para su misión de asalto al poder. Se trata en realidad de dotarnos de una estructura que represente lo que de hecho ya confluye en las movilizaciones tradicionales de diversas formaciones, movimientos y asociaciones de la izquierda. Para llevar a cabo esa síntesis, los dos movimientos políticos, que ahora forman coalición electoral, deben poner sobre la mesa sus virtudes y defectos y, pensando en lo que hay que construir de manera inmediata, recoger lo mejor de cada tradición y ponerlo al servicio del profundo cambio que demanda nuestra sociedad. Por adelantar un debate que se va a producir, sería importante reconocer que la larga trayectoria de IU está plagada de aciertos (recordemos, por ejemplo la soledad de nuestro rechazo al Tratado de Maastricht o a la guerra de Iraq, o nuestra denuncia de la política económica neoliberal del PSOE) pero también de errores tácticos y estratégicos (pactamos en más de una ocasión con el PSOE al que criticábamos), brillantes ideas organizativas (las áreas de elaboración) que sin embargo no se llevaron a la práctica. IU tiene un compromiso muy firme con la clase trabajadora, a través de su principal valedor: el Partido Comunista de España. Pero IU arrastra también muchas esperanzas frustradas por guerras internas que alejaron, y aún hoy alejan, a muchas personas válidas del trabajo político cotidiano. Por su parte, Podemos aparece como una organización nueva, aunque formada por personas con experiencia, no ha cometido errores políticos graves (no les ha dado tiempo) ni ha sufrido grandes disputas internas. Es una maquinaria comunicativa de eficacia apabullante (que se lo digan a Pedro Sánchez) y tiene una enorme capacidad para conectar con el electorado, especialmente el sector de la juventud, y para la anticipación en el juego político cuerpo a cuerpo. IU dispone de una amplísima implantación territorial de carácter municipal, miles de personas entregadas a la causa de la transformación social, que están o estuvieron y saben de luchas colectivas, de asambleas, de participación, de presupuestos y del funcionamiento de las instituciones. Simplificando mucho: que la coherencia programática de Anguita se una a la eficacia comunicativa de Iglesias y esto atraiga a mucha más ciudadanía.

Repensar críticamente nuestras organizaciones y que no se pierda nada de lo bueno para la nueva batalla es esencial. La recuperación de todos los que un día vieron en IU el lugar apropiado para desarrollar esa apasionante tarea que es la participación en la vida política. Recuperar la ilusión con todo lo bueno que ofrece Podemos, haciendo la misma crítica de sus aciertos y errores, de sus carencias, y tratando de completar lo que está llamado a ser una fuerza social transformadora, eficaz, dispuesta a tomar el poder y poner las instituciones del estado al servicio de la mayoría social. Eso es lo que estamos construyendo, es algo que está naciendo, una posibilidad que depende de lo que hagamos, no del resultado del día 26 de junio. No pensemos en lo que pueda pasar, sino en lo que vamos a hacer para que pase una cosa u otra. El destino de la unidad no está escrito todavía.