Clases más participativas, mayor implicación de los alumnos en el desarrollo de las mismas y un trabajo conjunto del colegio y de las familias. Estos son, en líneas generales, los grandes beneficios que tiene el "Bachillerato Meres" en el día a día. Así lo aseguran dos de sus profesores, Adolfo Ropero Secades y Rafael Rollón Casillas, quienes, además de compartir despacho e interesantes actividades extraescolares, coinciden en afirmar que este "modelo excelencia Meres" que acaba de instaurarse en la totalidad de las etapas educativas que se cursan en el prestigioso centro asturiano -desde Infantil a Primaria, así como en Secundaria Obligatoria y Bachillerato- supone un gran salto cualitativo en el ámbito de la educación.

"La idea es que, al finalizar su etapa en el colegio, los alumnos tengan un currículo académico que les permita optar tanto al título nacional como al internacional sin ninguna división", señala Ropero, quien lleva cuatro años impartiendo Filosofía en el colegio. "Ellos cursan el Bachillerato en el Meres y, una vez que se presenten a las pruebas externas, podrán obtener tanto el diploma del B1 (Bachillerato Internacional) como el de España", añade.

Un modelo académico de alto rendimiento que se sustenta fundamentalmente en tres pilares: valores, hábitos y resultados, así como en los idiomas, y que ofrece tres programas diferenciados y dirigidos a estudiantes desde los 3 hasta los 18 años, es decir, desde que el niño es escolarizado hasta que finaliza su formación en el colegio.

Aunque apenas han pasado unos meses desde que comenzaron con este modelo, los resultados ya empiezan a notarse. Y con el tiempo, mucho más: "Seguro que en los exámenes de la PAU ya vemos cómo mejoran notablemente en los comentarios de texto", vaticina Ropero. "Tienen una forma distinta de trabajar y todo necesita un período de adaptación", pero está yendo bastante bien", comenta Rollón, quien llegó al Meres hace nueve años e imparte la asignatura de Dibujo Técnico en Bachillerato y la de Artes Plásticas en Secundaria. "Siempre hay alumnos más predispuestos, y al final unos van arrastrando a otros". Lo que sí que es cierto, según ambos docentes, es que el alumno tiene mayor peso en su educación. Lejos están las sesiones en las que los profesores estaban hablando sin parar de la materia mientras los alumnos tomaban apuntes y plasmaban los conocimientos en las hojas de los exámenes. Ahora, lo fundamental es participar. "Este modelo va más en la línea de Bolonia, con más trabajos, más experimentos e investigaciones y menos teoría", cuenta Secades. "Las clases magistrales han dado paso a otras en las que los profesores somos guías de los alumnos, ellos llevan el peso y marcan la dinámica de la clase, y nuestra labor es la de darles las pautas y conducirles y reconducirles cuando se equivoquen", señala Rollón, quien añade que esta nueva forma de enseñanza y aprendizaje permite que las asignaturas se interrelacionen. "Es todo como una especie de ágora y los alumnos nos piden consejos a todos los profesores sobre sus trabajos y monografías, no hacen distinción entre los de una u otra materia". Secades asiente. Miembro de la Sociedad Asturias de Filosofía (SAF) y ganador en 2016 del Premio de Ensayo "José María Laso" con su obra "Los tiranos digitales: la estructura de red social como moderno anillo de Giges", actualmente compagina el doctorado sobre el "Impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad" con sus clases, unas sesiones en las que, sobre todo, intenta que sus alumnos aprendan a razonar y tener sus propias opiniones. "Quizá lo que más les cueste es dar una razón de por qué defienden una u otra postura cuando hacemos algún debate o presentación", afirma, y "en los turnos de réplica y contrarréplica lo que más les cuesta es razonar y ver las perspectivas de sus compañeros, pero, gracias a esta metodología, poco a poco se van soltando". También lo nota en sus clases Rafael Rollón, quien cada dos años suele exponer sus creaciones pictóricas en la Sala Corneón de Gijón, una de las cuales obtuvo hace dos años el premio de la mejor obra de la Feria de Arte de Oviedo. "Con cuatro enlaces que les enseñe, ya hacemos muchos modelos. Ellos mismos crean y a nivel pedagógico esto es muy interesante, además de ser distinto, ya que no es el copia-pega de conocimientos al que estaban acostumbrados", señala.

Dando muestras de su actividad, los dos profesores están involucrados en diferentes proyectos. Por un lado, colaboran con el Círculo Hermenéutico, un seminario de estética de la Universidad de Oviedo organizado por el profesor Lluis Xabel Álvarez. Por otro, están embarcados en otra aventura, al ser los "drivers" de tres alumnos del Bachillerato de Excelencia Meres en el desarrollo de un proyecto para la segunda edición del Concurso de innovación tecnológica Audi Creativity Challenge. El domingo pasado el esfuerzo de los alumnos y profesores se ha visto recompensado al haber sido seleccionados para la gran final que tendrá lugar en Madrid, el día 17 de junio. Para esta última parte del concurso, en la que los alumnos necesitan cosechar un gran número de "likes" (me gusta) para su vídeo presentación publicado en Facebook, la comunidad educativa del colegio pretende implicarse activamente, dando así una muestra de que el Colegio Meres es algo más que un colegio, algo más cercano a una gran familia.