Bilbao

La bomba que estalló la pasada Nochebuena en la Casa del Pueblo de la localidad vizcaína de Valmaseda tenía cinco kilos de cloratita, la misma cantidad y tipo de explosivo que la colocada presumiblemente también por ETA ocho días antes en el Juzgado de paz de Sestao.

El artefacto colocado por los terroristas en la parte trasera de la sede socialista de Valmaseda contaba también, al igual que la bomba de Sestao, con un temporizador, según informó a «Efe» un portavoz del departamento vasco de Interior. Tras el atentado de Sestao, fuentes de la lucha antiterrorista apuntaron a que uno de sus autores podría ser el supuesto miembro de ETA Jurdan Martitegi, de 27 años, a quien también se le relaciona con la colocación de dos bombas en el Palacio de Justicia de Guecho el pasado 11 de noviembre y el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Durango el pasado agosto.

El portavoz de Batasuna, Pernando Barrena, trasladó ayer la solidaridad de su formación a los vecinos de Valmaseda afectados por el atentado y les expresó su deseo de que «puedan regresar a sus hogares a la mayor brevedad».

Barrena, que no condenó el atentado, se refirió a los perjudicados por la explosión de la bomba colocada junto a la sede socialista durante una rueda de prensa que ofreció en San Sebastián, acompañado por el también dirigente de Batasuna Eusebio Lasa.

En ella, opinó además sobre el fallecimiento en accidente de tráfico de la suegra del recluso de ETA Unai González cuando se dirigía a visitarlo a la prisión de Teruel. En su opinión, con ese fallecimiento en accidente el presidente Zapatero y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, «ya han puesto un muerto sobre la mesa en mitad del escenario político de este país». A su juicio, el fallecimiento de esta mujer ha evidenciado que «los mismos que centran su discurso en la crítica y la condena de la violencia» y que «sólo hablan de violencia cuando la ejerce ETA» son también responsables de usar la violencia «para lograr objetivos políticos».