Madrid

Magdalena Álvarez ha resistido al desgaste que supone una tormenta política como la de los problemas en las obras del AVE catalán y mantiene la confianza de Rodríguez Zapatero, a pesar de ser el único miembro del Gobierno de la democracia en sufrir una reprobación parlamentaria.

Sus logros al frente del Ministerio de Fomento, con la puesta en marcha del plan estratégico de infraestructuras y transporte (PEIT) 2005-2020, dotado con 250.000 millones de euros, han pesado sobre los problemas que tuvo que afrontar con las infraestructuras ferroviarias, que ya antes de las elecciones la colocaban como ministra saliente.

Y es que Álvarez tuvo que someterse el año pasado a tres peticiones de reprobación parlamentaria; y mientras se libró de la del Congreso -que no se aprobó por tres votos-, vio cómo prosperaban la del Senado y la del Parlamento catalán.

Pese a todo, Magdalena Álvarez Arza (San Fernando, Cádiz, 1952) siempre contó con el respaldo del presidente del Gobierno, que apostó por la entonces consejera de Economía y Hacienda en la Junta de Andalucía, tras el triunfo socialista en los comicios del 14 de marzo de 2004. Y también con el apoyo del poderoso PSOE andaluz. Manuel Chaves siempre ha defendido su continuidad en el Ejecutivo.

Desde el primer momento, el reto de Álvarez fue la modernización de las infraestructuras españolas, para situar el país entre los primeros del mundo, y el niño mimado de su plan, el transporte ferroviario, fue el que tristemente más quebraderos de cabeza le provocó al frente de Fomento.

El objetivo de colocar en 2010 a España como la primera nación del mundo en longitud de red de Alta Velocidad, con 10.000 kilómetros, hizo que el ferrocarril se llevara las mayores inversiones.

Con la convicción de que unas buenas infraestructuras son claves para el sector turístico -uno de los principales motores de la economía española-, Álvarez no se olvidó del transporte aéreo. Bajo su mandato, se inauguró la nueva terminal T-4 de Barajas -proyecto iniciado en las legislaturas precedentes-, con la que el aeropuerto madrileño, con una capacidad para 70 millones de pasajeros al año, se ha convertido en la principal plataforma continental de conexión aérea con Latinoamérica. Otro proyecto de similar envergadura ha sido la ampliación de la terminal sur del aeropuerto de Barcelona.

La gestión de Magdalena Álvarez también ha sido una de las dianas de la oposición en Asturias. Tanto el PP como IU han criticado los «desplantes y la chulería» de la Ministra, al tiempo que consideran que su gestión ha sido insatisfactoria para la región. Las quejas se han debido al ritmo de las obras y, especialmente, a los planes ferroviarios. Para PP e IU, el modelo de AVE que propugna Álvarez para Asturias es de segunda categoría. Con el Gobierno regional, la delegación del Ejecutivo y la FSA, las relaciones han mejorado al paso de la legislatura. «Tiene su carácter, pero está muy al tanto de las necesidades de Asturias y, además, procura atenderlas», resumió un cargo socialista.