Madrid / Oviedo

El ex presidente del Gobierno Felipe González considera que la Unión Europea (UE) padece «un retraso acumulado, al menos de 15 o 20 años, respecto de los cambios estructurales» que los países que la integran necesitan para enfrentarse al futuro y sobrevivir. Además, opina que «en España los debates no están centrados en los problemas reales y con frecuencia se pierden en los problemas que creamos, que no siendo reales se convierten en graves».

En una entrevista con «El País», un día después de que el «grupo de sabios» que preside entregara las conclusiones sobre el futuro de Europa en el que ha estado trabajando año y medio, el ex jefe del Ejecutivo cree que, pese a todo, «la crisis puede, debe y tiene que ser aprovechada como oportunidad» y pide que «se conecten los esfuerzos anticrisis con las medidas estructurales de medio y largo plazo»; eso sí, «empezando desde ahora».

González no ahorra críticas a la UE. Y afirma sin ambages al diario madrileño «se ha perdido autoridad política. Para él, «ha habido una decadencia» de la autoridad; «no del marco normativo del poder, que sigue siendo básicamente el mismo, sino de la autoridad para ejercer la defensa de los intereses generales frente a los escollos que siempre existen en las sociedades».

Y se hace esta pregunta: «¿No estamos ante un poder financiero global condicionante del poder representativo de los gobiernos, gobierno a gobierno y de los gobiernos en la UE y en el espacio, por decir algo, del G20?». Y se contesta: «Yo creo que sí».

En otro momento de la entrevista concedida a «El País», el que fuera presidente del Gobierno entre 1982 y 1996 llega a la conclusión de que «la contradicción más grande que estamos viviendo» es que el rescate de los bancos privados, afectados «por sus propios errores, se ha hecho a costa de los contribuyentes», lo que ha traído como consecuencia inmediata «el desequilibrio de las cuentas públicas», además de la desestabilización de los mercados financieros.

Felipe González no es precisamente optimista y advierte de que «ya se está incubando la siguiente explosión financiera». ¿Por qué? Porque se ha evitado el desplome del «anterior» sistema financiero, pero «no se ha cambiado nada el comportamiento que nos ha llevado a esa crisis».

Y lo que más le preocupa es que en la UE sea «más difícil el proceso de toma de decisiones» y se vea «con menos optimismo la recuperación». La razón, según él, es que la crisis ha llegado a una Europa que «no ha hecho esos cambios estructurales que se comprometió hacer en el 2000, cuando detectó que perdía competitividad, que su crecimiento era demasiado pequeño, que tenía problemas demográficos graves». Una Europa con una «estructura, digamos, obsoleta, distanciada de la capacidad de inserción en la economía global».

El ex presidente del Gobierno también analiza la situación de España en la entrevista con «El País». Recuerda, así, la «teoría de las dos burbujas» que han explosionado: la financiera, la global, y la inmobiliaria, «la nuestra». Y concluye: «En España estábamos consumiendo lo que no ahorrábamos».

Ahora bien, para arreglarlo, no tiene claro que lo más conveniente sea un gobierno de concentración como el que ha propuesto al PP recientemente el «número dos» de CiU, Josep Antoni Duran, reclamando, de paso, la presentación de una moción de censura contra el Gobierno del PSOE.

«Si no hay el sentido de base de trabajar todos a una, en un proyecto y con la misma dirección, ¿de qué sirve un gobierno de concentración?», expone. Y añade al diario madrileño: «Me extraña que la gente pierda demasiado tiempo en temas que no sean enfrentar la salida de la crisis y las reformas estructurales que necesitamos para volver a crecer, general empleo y competir en la economía global».