El conseller de Interior de la Generalitat de Cataluña, Felip Puig, ha defendido la actuación para limpiar la plaza de Catalunya, ya que cree que los Mossos d'Esquadra sólo han sido contundentes frente los ataques recibidos, aunque ha descartado volver a actuar antes de que se dispute la final de la Liga de Campeones.

"Volvería a tomar la misma decisión", ha asegurado Puig, después de que la intervención policial, que ha sido criticada por sindicatos policiales y por los partidos de la oposición en Cataluña, se ha saldado con más de un centenar de heridos y con los "indignados" volviendo a montar su campamento.

Puig ha afirmado que la semana que viene elaborarán un informe interno crítico sobre el dispositivo policial establecido, aunque ha avanzado que su primera opinión que es que la operación se ha desarrollado de forma "razonablemente más que correcta" y que la respuesta de los agentes cuando se han visto "atacados" ha sido la adecuada, ya que han hecho "en todo momento lo que tenían que hacer".

El conseller ha justificado la oportunidad de la intervención, que pactó con el alcalde en funciones de Barcelona, Jordi Hereu, porque considera que era necesario intervenir para garantizar la higiene y la salubridad en la plaza -tras dos semanas de campamento- y para retirar de forma preventiva elementos potencialmente peligrosos -como bombonas de gas- de cara a la celebración de una posible victoria mañana del FC Barcelona en la final de la Liga de Campeones.

Según Puig, los agentes han actuado en todo momento siguiendo los criterios de "oportunidad, proporcionalidad y congruencia" y sólo ha sido contundentes al verse al límite, cuando ya no había espacio para "el juicio, la cautela y la prudencia" y tenían que defenderse de los ataques y proteger a los trabajadores de la limpieza.

Ante las preguntas de los periodistas, Puig se ha esforzado por remarcar que los concentrados no han sido tan pacíficos como se podía pensar, porque considera que ha habido un grupo que se ha aprovechado de la "ingenuidad" de los "indignados" y ha actuado de forma agresiva.

En este sentido, ha afirmado que ha habido algunos enfrentamientos porque los acampados primero han ofrecido una resistencia pasiva pero luego han sido más activos y algunos de ellos, según la versión del conseller, han atacado a los agentes y han provocado daños y lesiones.

Puig ha asumido en todo momento que él, como conseller, es el responsable último del dispositivo, por lo que se ha mostrado abierto a comparecer en el Parlament para dar explicaciones -como ya le ha pedido la oposición- y para asumir los posibles fallos que se puedan detectar en el informe crítico, como por ejemplo el número de agentes o la hora elegida para actuar.

En el dispositivo han intervenido 350 mossos y un centenar de agentes de la Guardia Urbana, además de los servicios de la empresa municipal de limpieza, que han retirado -en 35 camiones- unos 500 metros cúbicos de material potencialmente peligroso, como bombonas de gas y butano y generadores eléctricos.

"No quiero pensar lo que podría ocurrir si una bengala (de los posibles festejos culés en Canaletes) va a parar a una bombona de gas", ha señalado Puig, que se ha mostrado convencido de que el dispositivo ha servido para disminuir los riesgos de cara a mañana, ya que todo el material potencialmente peligroso que se ha sacado de la plaza no se puede volver a instalar en un día.

Aún más indignados

Cientos de personas han vuelto a la acampada en la plaza Catalunya de Barcelona tras la operación policial de para desmontar su campamento, que se ha saldado con más de 120 heridos leves y ha generado numerosas críticas.

Una multitud de personas, algunas con flores, otras con las manos pintadas de blanco, llenaba nuevamente al final de la tarde la céntrica plaza, donde se han vuelto a instalar toldos y pancartas, y donde el movimiento reivindicativo, que inició su protesta hace doce días, ha llamado a una nueva asamblea.

En una rueda de prensa en la sede de la Generalitat, el conseller de Interior, Felip Puig, ha defendido la actuación policial para limpiar la plaza y ha subrayado que los Mossos d'Esquadra sólo han sido contundentes frente a los ataques recibidos.

"Volvería a tomar la misma decisión", ha asegurado Puig al referirse a la intervención de la mañana, que ha sido criticada por sindicatos policiales y por los partidos de la oposición en Cataluña.

El conseller ha justificado la intervención, que pactó ayer con el alcalde de Barcelona en funciones, Jordi Hereu, al considerar que era necesaria para la salubridad y para retirar elementos potencialmente peligrosos de cara a la celebración de una posible victoria mañana del Barça en la final de la Liga de Campeones.

Puig ha descartado que la policía vuelva a actuar antes de que se dispute el partido de este sábado en Wembley y que, eventualmente, se concentren miles de personas en su tradicional escenario de la fuente de Canaletas, al lado de la plaza Catalunya, para festejar la posible victoria azulgrana.

La operación policial conjunta de los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana comenzó alrededor de la siete de la mañana con la llegada de los efectivos a la plaza donde se hallaban acampados unos 450 "indignados", 250 de los cuales abandonaron el lugar en la siguiente hora.

Los 200 restantes permanecieron en el centro de la plaza, rodeados por el cerco policial, mientras cientos de personas, al conocer la intervención, acudían al lugar en apoyo a los acampados y determinados a impedir la salida de camiones de limpieza con el material del movimiento.

37 policías heridos

Más de 120 personas, entre ellas 37 policías, han resultado heridas leves y una persona detenida en los incidentes que se han producido y en las cargas policiales contra los simpatizantes que habían acudido en apoyo de los acampados en medio de una fuerte tensión que se ha prolongado hasta primera hora de la tarde.

Los momentos de más tensión se producían cuando la gente arremolinada alrededor de la plaza trataba de impedir, sentándose y situándose en plena calle, que pudieran salir los camiones con los objetos retirados, que, según fuentes municipales, se depositarán en un almacén y que sus propietarios podrán recuperar el próximo lunes.

Para permitir la salida de los vehículos, los Mossos han hecho algunas cargas y han disparado salvas y pelotas de goma.

Después de que los acampados reiteraran al final de la mañana su intención de continuar su protesta y no abandonar la plaza, los policías han desmontado el cerco interior, que han convertido en un pasillo para que la brigada de la limpieza pudiera acceder hasta el centro y retirar los toldos que aún quedaban en pie.

Una vez limpiada la plaza, los agentes se han retirado con rapidez, aunque una unidad de los antidisturbios de los Mossos que integraba el segundo cerco se ha visto atrapada por los concentrados que accedían corriendo hacia el centro de la plaza, por lo que han disparado salvas para poder salir.

A lo largo de la tarde, los acampados han recibido el apoyo de estudiantes que han marchado hasta la plaza para expresarles su solidaridad, y causado un importante colapso del tráfico en la ciudad al cortar la avenida Diagonal, y de otros manifestantes que expresaban en las Ramblas su protesta por los recortes.

En Lleida, los Mossos han desmantelado también por la mañana el campamento de "indignados" que permanecía en la ciudad y más de mil personas han emprendido a última hora una manifestación de protesta por las intervenciones policiales contra las acampadas.