Después de varias semanas de incertidumbre tras las elecciones del 24 de mayo, el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, ha cogido el timón, se ha puesto al frente, y ha engrasado el partido con una profunda remodelación de su cúpula para enderezar el rumbo y ganar las elecciones generales. (Lea la comparecencia íntegra de Rajoy).

Pese a los rumores de relevo que se sucedían en los últimos días, Rajoy mantiene como secretaria general a María Dolores de Cospedal y conserva como vicesecretario de Política Autonómica y Local a Javier Arenas.

A partir de ahí, muchas caras nuevas y también otras ya conocidas pero que desde hacía tiempo apuntaban para mayores responsabilidades.

Es el caso de Pablo Casado, que asume la nuevamente recuperada vicesecretaría de Comunicación y que será el encargado de renovar la política informativa del partido, una de las áreas más cuestionadas en las últimas fechas.

Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy y su mano derecha en Moncloa, será el jefe de campaña del PP, una figura vital en el escenario electoral que se avecina en el horizonte.

Carlos Floriano, hasta ahora vicesecretario de Organización y que ha sido ovacionado por sus compañeros, es sustituido por el actual presidente de la Diputación de Zamora, Fernando Martínez Maíllo, mientras que Esteban González Pons, en Estudios y Programas, entrega el testigo a Andrea Levy, que ostenta este mismo cargo en el PP catalán.

Se crea además la vicesecretaría sectorial, que estará bajo responsabilidad del exalcalde de Vitoria Javier Maroto.

Más protagonismo de Rajoy

Una nueva estructura, en la que el presidente del PP asumirá un mayor protagonismo.

Ante sus compañeros reunidos en el Comité Ejecutivo Nacional, Rajoy se ha comprometido a implicarse "mucho más" en la vida del partido en esta etapa y ha anunciado su "firme propósito" de presidir las reuniones del Comité de Dirección todos los lunes, como hace los viernes con las del Consejo de Ministros.

En el objetivo irrenunciable de ganar las elecciones, Rajoy ha establecido varios hitos en el horizonte.

Primero, la celebración de una Conferencia Política del PP para los días 11 y 12 de julio, en la que se fijarán las líneas básicas del programa para las elecciones generales.

Rajoy se ha mostrado en contra, eso sí, de adelantar a este año los congresos regionales del partido, como han solicitado algunos presidentes y dirigentes autonómicos, entre ellos Esperanza Aguirre.

Un segundo hito, que servirá en cierto modo como pistoletazo de salida de la campaña electoral y puesta de largo de su programa de Gobierno, será la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2016 antes de que acabe septiembre en el Congreso.

Con ese calendario, todo indica que las Cortes podrían disolverse en los primeros días de octubre, de modo que las elecciones se celebrarían a finales de noviembre, lo que ratifica su intención de no adelantar los comicios.

Pero antes de esa convocatoria electoral para las generales, Rajoy reconoce otro importante reto en el horizonte, las elecciones autonómicas en Cataluña del 27 de septiembre, planteadas por los nacionalistas como un plebiscito para la independencia.

El jefe del Gobierno ha prometido que el Ejecutivo defenderá la legalidad y el orden constitucional en Cataluña ante la "irresponsabilidad y contumacia en el error difíciles de superar" que está demostrando los mandatarios catalanes y el presidente de la Generalitat, Artur Mas.

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"Eso es lo que dice la ley y la ley la tenemos que cumplir todos", ha recalcado el jefe del Ejecutivo, quien ha prometido que, si alguien pretende incumplir la legalidad tras esos comicios, en particular vulnerar la soberanía nacional, el Gobierno velará por su cumplimiento como ha hecho hasta ahora.

Elecciones generales

Una vez superado ese escollo, Rajoy pone la vista ya en las elecciones generales, en las que ya advierte de los riesgos de que triunfe el "frente anti-PP", en el que el PSOE es "esclavo de su debilidad y de sus socios" en ayuntamientos y comunidades autónomas.

Para el presidente del Gobierno, la deriva de los socialistas deja al PP como el único garante de la estabilidad "frente a la aventura", de la sensatez "frente a la miseria" y de la concordia "frente al odio como argumento político".

Por eso, ha emplazado a sus compañeros a trabajar sin descanso para recuperar la confianza de los ciudadanos que el 24M han votado al PP "protestando", de quienes "han prestado su voto" a otras candidaturas, y de quienes nunca han votado al PP pero deben darse cuenta de que es la opción que conviene a España.

"Hablar más"

Y ello, en la convicción de que la mayoría de los apoyos que ha perdido el PP en los recientes comicios no se han ido a otras formaciones como Ciudadanos, sino directamente a la abstención.

"En los próximos meses todos debemos salir más, hablar más, explicarnos y relacionarnos mucho más con todos los españoles, con humildad, con sencillez, pero también con la firme defensa de nuestras convicciones", ha reclamado.