Las amenazas que está sufriendo el expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, y el temor por su seguridad y la de su familia llevaron al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, según él mismo, a recibirle en su despacho y explicarle la política de protección y escoltas para ex altos cargos.

Bajo la presión de la petición prácticamente unánime de todos los grupos de la oposición para que dimita -solo UPN se ha desmarcado-, el Ministro comparecido ayer en el Congreso para dar explicaciones de la reunión que mantuvo el pasado 29 de julio con Rato, imputado en el caso Bankia, por lo que ha suscitado una importante polémica.

Apenas seis días después de que el diario "El Mundo" desvelara el encuentro, Fernández Díaz sostuvo ante los diputados de la Comisión de Interior que no había informado de ella al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hasta que el propio Fernández Díaz le llamó nada más ver la noticia en la prensa y le comentó los motivos del encuentro.

Obligado, alegó, por el revuelo ocasionado, el Ministro no tuvo más remedio que dar a conocer la razón de la entrevista, a pesar de que exigía prudencia y discreción al tratarse de un asunto delicado, la seguridad de una persona, imputada o no, e independientemente de su color político.

Y en esa explicación que calificó de forzada, Fernández Díaz dijo que Rato recibió más de 400 tuits ofensivos y otra serie de amenazas que "han ido demasiado lejos" y que no hay que "ridiculizar" ni "banalizar". Un ejemplo es el que recibió la pareja del exvicepresidente en su cuenta personal de Twitter: "Cuerpo desmembrado, Rodrigo Rato con motosierra, más sangre que en la matanza de Texas".

Sin embargo, las explicaciones del Ministro no dejaron satisfecha a la oposición, que tildó la comparecencia de "tomadura de pelo", "milonga", "patética", "bochornosa" y "vergonzosa", entre otros calificativos, y que consideró la reunión como una "metedura de pata".

Sin embargo, Fernández Díaz replicó que, como titular de Interior, su deber era recibir personalmente a Rato, tanto por la sensible cuestión a tratar como por los cargos que el que fuera director gerente del FMI ha ocupado.

Más allá de la "comodidad o incomodidad, de la oportunidad o inoportunidad" que representaba la entrevista, el Ministro tenía claro, ha sostenido, que debía celebrarse en su despacho, como otras de análogas características que se mantienen y se han mantenido en otras épocas.

Tras dejar claro que la situación procesal de Rato no es de su incumbencia y no se abordó en la reunión, Fernández Díaz fue tajante al afirmar que decidió que el marco fuera su despacho, porque el motivo era "legal y éticamente" irreprochable y estaba incluida en su agenda oficial privada, que no particular.

Frente a la posibilidad de hacerlo en un "piso franco o de forma clandestina", el ministro optó por la "plena luz" de un día laborable y por un edificio, el del ministerio, en el que Rato tuvo que pasar los controles de la Guardia Civil, como cualquier otro visitante.

Durante casi una hora, el responsable de Interior le explicó el sistema de protección que su departamento asigna a ex altos cargos del Gobierno, toda vez que Rato estaba preocupado por la reducción de escoltas que se está aplicando y por si esta le afectaba en un momento en que se siente "especialmente vulnerable".

Hasta los 164 ha quedado reducido el número de altos cargos políticos protegidos, según el ministro, quien no ha querido "darle el gusto" a la oposición de revelar las amenazas que pesan sobre el exbanquero ni si tiene o no escoltas. "No soy tan irresponsable como para decirlo", remató.

Fernández Díaz defendió a la Guardia Civil y a la Policía por su profesionalidad e independencia en sus labores de investigación y reiteró que su Departamento nunca interfiere en este trabajo, porque sería una ilegalidad y porque respeta la división de poderes.