El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no renuncia al calendario de la secesión, pero ayer en Madrid se abrió a negociar con el ejecutivo que salga de las elecciones del 26-J la celebración de una consulta soberanista en Cataluña; una sin ideas preconcebidas, especificó, y de la que se mostró dispuesto a pactar la fecha, el quórum y hasta la pregunta, que podría incluir también la opción de la reforma federal, aunque él no crea en ella.

Dicho lo cual, aclaró que no ve "un perfil con coraje suficiente" entre los líderes de los principales partidos. Eso sí, destacó "la convicción" que cree que tiene el de Podemos, Pablo Iglesias, en la necesidad del referéndum catalán, pero concluyó: "Todos sabemos, y él también, que no va a haber una mayoría política que lo permita".

También dudó de que "las discrepancias profundas" que hay sobre el proceso soberanista se resuelvan con una reforma de la Constitución, toda vez que las propuestas en ese sentido no son, de momento, más que "vaguedades" de 140 caracteres en Twitter, y que es notorio que está en marcha un "proceso recentralizador voraz".

No obstante, dejó claro que la Generalitat seguirá adelante con el calendario de la secesión, que incluye la creación de estructuras propias hasta la celebración de elecciones constituyentes en dieciocho meses, de los cuales ya han pasado casi cinco.

El calendario hacia la independencia, sus ritmos y plazos siguen adelante, hasta el punto de que si se logra completar la "hoja de ruta", reconoció que no será candidato. Distinto es que el proceso se interrumpa "abruptamente", posibilidad remota, en su opinión. En ese caso, sí que se sentiría "moralmente" obligado a ser cabeza de cartel.

Esa situación podría darse, admitió, si no logra aprobar los Presupuestos de 2016, que la CUP, el sostén de su Gobierno en el Parlament, cuestiona abiertamente porque no plantean la "desobediencia clara y frontal en relación a las imposiciones del Estado", y porque no incluyen una subida del IRPF para las rentas más altas que compense la reducción a las más bajas que defienden los "cuperos" y también ERC, socio en el Govern. Pero Puigdemont advirtió a la CUP que la única alternativa al proyecto de cuentas para 2016 es la prórroga de los vigentes, no el adelanto electoral.

La intervención de Puigdemont se vio interrumpida por una militante de Vox, Rocío Monasterio, que le entregó un ejemplar del Código Penal y unas esposas, al grito de: "Sin ley no hay democracia".