Transcurridos ya siete días desde el 26-J, la semana que hoy se inicia aparece marcada por una total incertidumbre sobre los posibles pactos, aunque en un ambiente de más calma que la que a estas mismas alturas se registraba tras los comicios del 20-D.

Los diputados más tempraneros comenzarán a presentarse hoy en el Congreso para resolver los trámites de acreditación, pero las miradas estarán más puestas en el sábado, fecha en la que se reunirá el comité federal del PSOE para fijar su posición. Entre tanto, se supone que Rajoy avanzará en su anunciada ronda exploratoria, para la que ha escogido el modelo regio: de menor a mayor. De momento, sólo consta que se haya dirigido a Coalición Canaria, con la que tiene fijada una reunión para mañana, aunque la vicepresidenta Santamaría ya anunció el viernes que la discreción será máxima.

Rajoy sigue defendiendo la gran coalición con el PSOE, ampliable a Ciudadanos, aunque, en realidad, se conformaría con que los socialistas le levanten el cordón sanitario y se avengan a conversar. Para incitarlos, ya ha puesto sobre la mesa dos novedades: la posibilidad de abordar la reforma de la Constitución y la de la Ley Electoral. Sin más precisiones.

Lo menos incómodo para Rajoy sería sumar sus 137 diputados a los 85 del PSOE y conformar un Gobierno de coalición con 222 respaldos que le permitiría limitar las peleas al Consejo de Ministros. Pero eso no parece posible, porque mientras Pedro Sánchez permanece mudo, los barones socialistas ya han avanzado que toca pasar a la oposición. De modo que el líder popular se resigna a fórmulas más incómodas, como un Gobierno de coalición con Ciudadanos (C's), respaldado por 169 diputados, o incluso un Ejecutivo en minoría con sus 137 escaños. Esta última hipótesis, que desembocaría en una legislatura corta, le daría tanta guerra que Rajoy querría verla acompañada de algunos pactos de alcance con el PSOE, empezando por el presupuestario.

Pero antes de que la lechera comience a transportar cántaros hay que abordar la investidura. Rajoy necesita 176 votos para obtenerla en primera votación y no los va a tener. Para la segunda le basta concitar más votos a favor que en contra y ahí es donde las cábalas alcanzan la mayor intensidad.

La solución más sencilla sería lograr los síes de Ciudadanos (32), el PNV (5) y Coalición Canaria (1), que sumarían 175, y conseguir que uno de los restantes 175 diputados se abstuviera, con lo que sólo tendrían 174 votos en contra. Por eso las miradas se han centrado en el único electo de Nueva Canarias, la formación coaligada con el PSOE. Pero, de momento, no tiene intención de abstenerse.

Sin embargo, antes de llegar ahí, Rajoy tendrá que convencer a Ciudadanos, de quien, por el momento, sólo ha logrado que aparque el veto que le imponía. Los de Rivera quieren negociar reformas en una mesa tripartita con PP y PSOE, que les han hecho oídos sordos. El único caramelo que han aireado los populares, de momento, es cederle un puesto a los naranjas en la Mesa del Congreso, a cambio de que apoyen que lo presida el PP.

El PNV son palabras mayores, aunque está dispuesto a hablar. Sus declaraciones han sido hasta el momento las más altisonantes en un ambiente donde, ante el fantasma inasumible de las terceras elecciones, predomina la sordina. Sin embargo, el lehendakari Urkullu dio a entender ayer que el PNV exigirá que se le transfieren las 24 competencias pendientes y que se aborde la relación bilateral con Madrid -la fiscal, regulada por el Concierto ya lo es- dentro de un Estado plurinacional. En cualquier caso, fuertes inversiones para el necesitado puerto de Bilbao, por ejemplo, limarían asperezas.

Si alguna de estas piezas falla, el número de síes en segunda votación disminuiría y las abstenciones tendrían que aumentar en la misma cantidad. Rajoy se va a ver con los independentistas de ERC y la refundada CDC, pero, aunque el "procés" está en una sutil vía de marcha atrás, la simple idea de tener que contar ellos le da escalofríos. De modo que, teniendo en cuanta que Podemos y sus confluencias ya han asumido y proclamado que se marchan a la oposición a madurar, la pelota quedaría a los pies del PSOE. ¿Hasta donde estarían dispuestos a llegar los socialistas para que Rajoy se cociese en su propio jugo en minoría? Eso es lo que empezará a saberse cuando este sábado se reúna su comité federal.