El PSOE y el PSC optaron ayer por aplazar dos meses el conflicto al que les conducen sus diferencias políticas y orgánicas. El presidente de la gestora, Javier Fernández, y el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, sin acercar posiciones pero con cordialidad, se han dado ese plazo de tiempo para que una comisión que formarán tres o cuatro miembros de cada organización formule los términos que deben presidir la nueva relación entre ambos partidos.

Sin embargo, el PSOE no cede: mantiene su voluntad de sacar al PSC de los órganos de dirección y de que los militantes no puedan votar para elegir al secretario general. El argumento es que los socialistas no catalanes no tienen influencia ninguna en las decisiones del PSC.

Tal cosa ocurre desde 1978, que es de cuando data el protocolo de relación vigente entre ambas formaciones; pero el "no" a Mariano Rajoy que los siete diputados del PSC (y otros ocho) se empeñaron en mantener en la investidura del líder del PP, el pasado 29 de octubre, rompiendo la orden del comité federal de abstenerse, hace imposible mantener el vínculo como hasta ahora.

Pero no se trata sólo del "no" a Rajoy, es decir, de una decisión, como dijo el presidente asturiano, "antidemocrática" porque no respetó la decisión de un órgano "en el que se participa". Está, además, el diferendo que Iceta y los barones sostienen a cuenta de la Declaración de Granada de 2013.

Tras la reunión, los dos políticos comparecieron por separado para anunciar la creación sin fecha de esa "comisión de análisis", como la llamó Fernández. Pero el presidente asturiano aprovechó para dejar claro que el PSOE no está dispuesto a ir un paso más allá del modelo territorial pactado hace tres años, meses después de la gran crisis que desencadenó en la relación PSOE-PSC la doble ruptura de la disciplina de voto de los socialistas catalanes en el Congreso.

"Granada es un punto de llegada para el PSOE", dijo Fernández a propósito de las resoluciones federalistas aprobadas en el reciente congreso del PSC que hablan de la Declaración de Granada como "punto de partida". El presidente de la gestora se mostró contrario a "cualquier cosa que "rebase" los límites federalizantes de Granada y que no acepte que en el plano jurídico-político "la nación política es una".

Iceta, que propuso seguir "caminando juntos en un proyecto político compartido", admitió las discrepancias en el uso del término nación, pero agregó que los socialistas catalanes son los "mayores defensores" de la Declaración de Granada y de seguir compartiendo con el PSOE un "proyecto federal para España".

Según fuentes socialistas, Javier Fernández pidió "lealtad" a Iceta de cara al futuro y éste se la garantizó, poco después de que la presidenta andaluza, Susana Díaz, acusara al PSC de "deslealtad" en una entrevista en Telecinco. Sobre si esa lealtad del PSC sería extensiva a un PSOE dirigido por Díaz, Iceta contestó afirmativamente.