PNV y PSE-EE han cerrado un "preacuerdo programático y de estructura de gobierno" que hará posible que los dos partidos gobiernen durante los próximos cuatro años Euskadi en coalición, fórmula que nacionalistas y socialistas retoman 19 años después de haber compartido ejecutivo por última vez en el País Vasco.

Este preacuerdo implica, según han confirmado ambas formaciones en sendos comunicados, que el candidato del PNV, el lehendakari en funciones, Iñigo Urkullu, será reelegido el jueves en el Parlamento Vasco en segunda votación y por mayoría simple con 37 votos, 28 de su partido y 9 del PSE-EE.

Fuentes conocedoras del proceso negociador han subrayado a Efe que "habrá ajustes" en el futuro ejecutivo de coalición y que el número de departamentos variará en relación al actual, que cuenta con ocho.

Aunque ninguna de los dos formaciones ha querido confirmar de manera oficial cuántas carteras quedarán en manos de los socialistas, distintos medios apuntan a que podrían ser tres.

El preacuerdo, que tiene como ejes el empleo y el desarrollo económico, los servicios públicos, la paz y la convivencia y autogobierno vasco, deberá ser ratificado mañana por la Asamblea Nacional (PNV) y por el Comité Nacional (PSE-EE).

Todavía no se ha detallado cuándo se firmará el acuerdo de manera oficial, aunque todo apunta a qué podría ser el martes, un día antes del pleno de investidura del lehendakari de la undécima legislatura vasca.

Tras hacerse públicos, el preacuerdo ha provocado las valoraciones de distintos partidos. La propia Comisión Gestora del PSOE no ha querido entrar al detalle hasta conocerlo en su integridad, pero ha dejado claro que respalda el entendimiento en Euskadi con el PNV.

Por su parte, EH Bildu ha destacado que este ejecutivo de coalición "no es bueno para el país", porque no implica "avances en el ámbito nacional, socioeconómico y en la paz-convivencia".

La secretaria general de Podemos Euskadi, Nagua Alba, ha asegurado que el preacuerdo es "previsible e insuficiente" y ha criticado que el PSE-EE vaya a "sostener" las "políticas continuistas del PNV por motivos de supervivencia".

Desde Ciudadanos, su representante en la Asamblea de Madrid Ignacio Aguado, lo ha considerado "positivo" y ha confiado en que se conforme un gobierno para "todos los vascos" y dentro del marco institucional y del respecto a los derechos y a las libertades de todos los españoles".

Una vez que se ratifique y se firme el acuerdo, nacionalistas y socialistas trasladarán al Ejecutivo vasco la coalición en vigor ya en las tres diputaciones forales y en los ayuntamientos de las tres capitales de la comunidad autónoma, retomando la fórmula que les llevó a gobernar juntos Euskadi durante doce años, entre 1987 y 1998.

El entendimiento entre ambos comenzó en la tercera legislatura. cuando el PSE-EE de Txiki Benegas, que superó en escaños pero no en votos al PNV, pactó con los nacionalistas y cedió la presidencia a José Antonio Ardanza, en un Gobierno en el que Ramón Jáuregui, como vicelehendakari, se convirtió en el hombre fuerte de los socialistas en Euskadi.

La relación de gobierno entre las formaciones terminó de forma abrupta el 3 de julio de 1998, cuando los consejeros socialistas presentaron su dimisión. El detonante final fue el rechazo del PNV a una propuesta socialista para que en la reforma del reglamento del Parlamento Vasco se incluyera el acatamiento de la Constitución por parte de los diputados electos.

A partir de ahí, se abrieron años de distanciamiento y profundo enfrentamiento entre nacionalistas y socialistas, con momentos trágicos como los vividos tras el asesinato de Fernando Buesa por parte de ETA.

Esas malas relaciones se mantuvieron durante las tres legislaturas en las que el PNV gobernó con EA y EB y durante la que lo hizo el PSE-EE, y concluyeron en septiembre de 2013 cuando los dos partidos, con Iñigo Urkullu en la Lehendakaritza, sellaron un pacto de estabilidad política y presupuestaria.